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domingo, 19 de febrero de 2017

Dick Bruna / La sesentona Miffy dice adiós



La sesentona Miffy dice adiós

La conejita minimalista del dibujante holandés Dick Bruna se jubila




ISABEL FERRER
La Haya 31 JUL 2014 - 11:50 COT





Miffy creada por el dibujante holandés Dick Bruna. DICK BRUNA

Nijntje (Miffy en español), es un dibujo minimalista que representa a una de las conejitas más famosas de la literatura infantil preescolar. Su autor, el dibujante holandés Dick Bruna, ha vendido 85 millones de cuentos con sus aventuras y ha sido traducido a 40 lenguas. Ahora, a punto de cumplir 87 años, ha decidido guardar los lápices. El último relato —de un total de 200— apareció en 2011 y no habrá más. Nijntje/Miffy se retira, pero su legado es enorme. No solo dispone de un museo en Utrecht (centro de Holanda), ciudad natal de Bruna. La figura ha sido reproducida en todo tipo de materiales y se han filmado películas y montado musicales. Ha aparecido en eventos caritativos, educativos y hasta deportivos, como el pasado Tour de Francia. El próximo año, la carrera partirá de Utrecht y la mascota ha tomado ya el testigo.
Publicada en España por Perramón y Planeta, entre otros, Nijntje nació en 1955. Como sucede con otros autores, un hecho tan sencillo como haber visto un conejo cuando paseaba con uno de sus hijos , inspiró las aventuras. En holandés, el nombre es el final del diminutivo conejito, o konijntje. En otros países cambia de apelativo. Puede ser Miffy (Reino Unido), Naynti (árabe), Mi fei (chino), Milla (finlandés), Lilla Kanin (sueco), o bien Usako-chan (japonés). En todos conserva su limpio trazo negro para las orejas, gran cabeza blanca y vestidos de colores primarios. Una figura casi esquemática que Bruna ha sabido dotar de expresión. También de ternura, aunque sus ojos sean solo puntos negros y la boca un aspa. Con tan poco, muestra sus sentimientos sin caer en la sensiblería.

Hijo de uno de los mayores editores holandeses, dueño de la cadena de kioscos con su apellido abiertos en las estaciones de ferrocarril, el autor prefirió el diseño gráfico. Tras una gira por París y Londres para aprender el oficio paterno, las frecuentes visitas a los museos cambiaron su vida. Bruna siempre cita a Van Gogh, Rembrandt, Matisse y Mondrian entre sus pintores de cabecera. También se inspiró en el movimiento artístico De Stijl, empeñado en reducir la composición a líneas verticales y horizontales. Hoy, con Nijntje rondando la sesentena, su criatura forma parte del imaginario holandés. De todos modos, durante los años en que tardó en establecerse, sus parientes no entendieron que se dedicara a garabatear. Hasta que el personaje cobró forma, se ganó la vida ilustrando solapas de libros de autores como Georges Simenon (para su comisario Maigret) e Ian Fleming (para James Bond). También son suyas las tapas de la obra de Havank, novelista holandés creador de una pareja de policías franceses de inteligencia superior.
Nijntje es femenina porque Bruna quería ponerle vestidos floreados, en lugar de pantalones. Entre sus amiguitos hay un cerdo, un oso y otras tres conejitas, además de un perro y un koala. Juegan en el bosque, se protegen de la lluvia, van en bicicleta, celebran cumpleaños y ordenan sus habitaciones, desde su altura mínima. Para que los niños puedan coger bien los libros, el formato suele ser cuadrado, delgado y pequeño. Hasta la jubilación recién anunciada, Bruna acudía a diario a su estudio de Utrecht para dibujar. Hace una casi década, la ciudad abrió un museo en su honor con gran pompa. Nijntje está dedicada a niños hasta seis años, pero, al menos en Holanda, no es patrimonio de los párvulos. Puede aparecer en pijamas para jovencitas, libretas destinadas a los alumnos de secundaria, e incluso las tazas de café de uso diario.

No es el único conejo del universo literario infantil. Ahí están, sin ir más lejos, el colega que siempre llega tarde en Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll. O bien Peter Rabbit (Perico el conejo), de Beatrix Potter, ambos británicos. El gancho de Nijntje radica en su sencillez. La bonhomía de Bruna, que luce un bigote inmaculado a juego con su pelo blanco, solo se ha roto en público una vez. No le gusta nada la gatita japonesa por excelencia, Hello Kitty. Nacida en 1974, está claro que el dibujo de la firma nipona Sanrio bebe de sus fuentes, pero le parece que podrían haberse esforzado "en hacer algo original y no copiarme”. Así lo dice, cuando le preguntan por su principal competidora. 
EL PAÍS

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