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domingo, 19 de julio de 2015

Damián Szifrón / Relatos salvajes y el humor bárbaro que seduce a la taquilla

Damián Szifrón

‘Relatos salvajes’: humor bárbaro que seduce a la taquilla y ¿al Oscar?

El filme de Damián Szifrón es elegido para pelear por la estatuilla

Es la película argentina más vista en su país desde que existen datos oficiales



    De izquierda a derecha, Julieta Zylberberg, Darío Grandinetti, Oscar Martínez, el director Damián Szifrón, Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia y Rita Cortese, parte del equipo de 'Relatos salvajes'.
    Una pareja va a cenar a un restaurante. Normal. El camarero y el cocinero les atienden. También normal. Al poco tiempo, sin embargo, les piden que se vayan, ya que deben cerrar. Menos habitual. El hombre, tradicionalmente inofensivo, se enzarza en una pelea con los camareros que acaba con la llegada de la policía y su condena a dar clases gratuitas por la agresión. Delirante.
    Y sin embargo le ocurrió al cineasta argentino Damián Szifrón, en un episodio que podría formar parte de su Relatos salvajes, el largo que representará a su país en los Oscar, como se anunció ayer. Porque las seis historias independientes entre sí que componen el filme —coproducido entre Argentina y El deseo y que se estrena en España el 17 de octubre — parten de un contexto normal que se tuerce hasta la barbaridad.

    “Cualquiera puede perder el control. Estamos a menudo ante el deseo de hacerlo, aunque luego pase pocas veces”, defiende Szifrón (Ramos Mejía, 1975). Así, un insulto entre dos conductores acaba en un duelo hasta la última crueldad. O un ingeniero anodino (Ricardo Darín) hace estallar su venganza contra la grúa que se empeña en llevarse su coche. “Cuando leo en el diario algún suceso trágico nunca tengo la sensación de que el tipo que lo ha cometido sea ajeno a mí”, continúa.

    Es la producción con más entradas vendidas en su país desde que hay datos
    En Cannes, donde se estrenó (y donde se celebró esta entrevista), Relatos salvajes cosechó grandes carcajadas. En San Sebastián, se acaba de llevar el premio del público a la mejor película europea (por la coproducción con España). Pero el apoyo más importante, aparte de la todopoderosa distribuidora Warner, procede de las salas de su país: tras sellar el mejor estreno de la historia para una producción nacional, ya es la película argentina más vista desde que hay datos oficiales —el INCAA (el instituto argentino de cine) empezó a contabilizar en 1997—. Con casi 2,6 millones de entradas vendidas, superó a El secreto de sus ojos (2.410.592 billetes). Eso sí, el largo de Juan José Campanella obtuvo el Oscar en 2009, puerta todavía abierta para Szifrón. Así como sigue abierto el camino para que Relatos salvajes llegue a ser el filme más visto de la historia de Argentina, aunque las 4.495.442 entradas vendidas de La era del Hielo 4 quedan, de momento, lejos.

    Me gustan las películas que no buscan un lugar entre los eruditos”
    Damián Szifrón, director de 'Relatos salvajes'
    Sea como fuere, quizás por el éxito, o quizás por una simpatía innata, Szifrón luce tanto entusiasmo que acelera su habla ya de por sí rápida. A toda velocidad, Szifrón cuenta que los relatos eran 14 y que se quedó con “los más salvajes”. De hecho, considera que la película es “lo más oscuro” que ha filmado hasta la fecha. Y proyectos ha llevado a cabo unos cuantos. Aparte de tres largometrajes, en Argentina arrasó con la serie Los simuladores, que escribió y rodó, y lleva años al borde de la hiperactividad. Aunque Relatos salvajes, pese al frenesí en la pantalla, supuso una apuesta más a cámara lenta: “Es una evolución. Normalmente rodaba un capítulo mientras escribía otro y pensaba en un tercer proyecto. Esta vez quise dedicarle más tiempo a la puesta en escena y separar el guion y el rodaje”.

    Lo que sigue intacto es el gusto de Szifrón por el humor negro. “La solemnidad tapa la mentira. Ahí donde ves algo solemne hay algo raro. El humor está siempre, incluso en la tragedia. No tengo ni idea de por qué está considerado como algo no serio”, declaró. Y Szifrón también continúa fiel a un cine que algunos tacharían de comercial y que él explica así: “Me gustan las películas hechas desde el corazón, que no buscan ganarse un lugar entre los eruditos y están destinadas al público común”. De ahí que cuente que el cine de autor no le atrae mucho.
    Sus modelos son más bien los estadounidenses de los setenta y, ante todo, Coppola: “El padrino está por encima de todo lo que se haya filmado desde entonces”. Aunque hay otra clave para Szifrón: la libertad. “No por trabajar fuera de la industria o con menos dinero tu obra es más libre. Relatos salvajes lo es, y mucho”. Y remata su teoría contando que vio avanzar su proyecto desde el primer instante. Así suele trabajar: “Si plantas muchas semillas y las vas regando, crecen. No sabes qué son ni cuándo saldrán, pero si te conviertes en espectador respetuoso de lo que pasa en tu cabeza los frutos son más ricos”. En su caso, son también muchos. Ahora trabaja en una comedia romántica, un thriller en inglés y en El extranjero, trilogía de ciencia ficción sobre las grandes preguntas de la humanidad.

    Las cinco películas argentinas más vistas en su país

    Relatos salvajes, 2.566.000 espectadores hasta la fecha.
    El secreto de sus ojos (2009) 2.410.000.
    Manuelita (1999) 2.210.000.
    Metegol [Futbolin, en España] (2013) 2.113.000.
    Patoruzito (2004) 1.892.000.
    “El primer borrador tenía 500 páginas y parecía el trabajo de un loco. Me pasé noches enteras en la montaña mirando las estrellas con un cuaderno”, se ríe Szifrón. Pero lo cierto es que por el monte, o metido en su bañera con “jazz a todo volumen”, el director suele encontrar la tregua que le ayuda a crear: “Los Relatos salvajes surgieron de procesar historias cotidianas en situaciones de placer”.
    Su pasión por el cine, en cambio, procedió de un descubrimiento juvenil. “Quería ser Indiana Jones, cowboy o superhéroe. Pero en la adolescencia te das cuenta de que no vas a serlo. El cine te da la posibilidad de revisar esos deseos de una forma adulta”. Y, a veces, de la normalidad te lleva hasta Hollywood. Qué bárbaro.


    Damián Szifrón, en un momento del rodaje de 'Relatos salvajes'.

    EL PAÍS


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