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domingo, 17 de agosto de 2014

Lauren Bacall / La viuda que no volvió a encontrar el amor

Humphrey Bogart y Lauren Bacall
El sueño eterno


Lauren Bacall



LA VIUDA 
QUE NO VOLVIÓ A ENCONTRAR EL AMOR



  • Bogart fue el hombre de su vida. Sin embargo, el resto de relaciones, naufragios

  • Frank Sinatra anuló los planes de boda con ella por teléfono

  • Su segundo marido fue Jason Robards, del que terminó divorciándose por alcohólico


Sinatra y Bacall dejaron verse en fiestas poco después de la muerte...
Sinatra y Bacall dejaron verse en fiestas poco después de la muerte del protagonista de 'Casablanca'. GETTY




Cuando se conocieron en el rodaje de 'Tener y no tener' (1944), Humphrey Bogart ya era la estrella de Casablanca, tenía 44 años, una esposa celosa (Mayo Methot, su tercera mujer, que había llegado a apuñalarle) y un profundo amor por el whisky. Por su parte, a sus 19 años, Lauren Bacall era una judía del Bronx recién llegada a Hollywood y no tenía ninguna experiencia con los hombres, salvo un casto romance con Kirk Douglas cuando ambos eran estudiantes de Artes Dramáticas. En 'Por mí misma', sus memorias, la flaca se deleitaba contando como Bogie y ella se enamoraron, entre plano y plano, convirtiéndose en una de las parejas icónicas del Hollywood clásico. Su química dejó títulos clave del noir como 'Cayo Largo' y 'El sueño eterno'. Pero tras 11 años de matrimonio, un cáncer de esófago se llevó al actor, dejando a su joven viuda con dos hijos pequeños y una sombra alargada para el resto de su vida. Ni su carrera ni su vida amorosa se sobrepusieron jamás. De hecho, la estrella se quejaba de que los obituarios estarían llenos de párrafos dedicados a Bogart, aunque ella se había ganado el derecho de que la juzgaran por sí misma. Cuando falleció este miércoles, demostró que tenía razón.
"Juntos éramos material inflamable", dijo Bacall de Sinatra, con el que repitió peleas a lo Ava Gardner
Lo cierto es que ella no guardó mucho luto a Bogie. Poco después de su muerte ya colgaba del brazo de Frank Sinatra en Las Vegas. El cantante veneraba al actor y todo lo que había conseguido. Incluida Bacall.Ella fue quien bautizó Rat Pack (pandilla de ratas), al grupo formado por él, Dean Martin, Sammy Davis Jr. y Peter Lawford, entre otros. Tras el funeral de Bogart (al que Sinatra, quizás por decoro, no acudió), Bacall y sus dos hijos se mudaron a casa del atento amigo de la pareja dos semanas. Con él conoció un mundo de aviones privados y fiestas en barcos. Le agasajaba con cenas íntimas, para que se sobrepusiera de la muerte de su marido hasta que cayó en sus redes. "Me telefoneaba constantemente para ver cómo estaba y me encantaba que me llamara. Hasta empecé a sentirme como una adolescente alocada", reconocía Bacall.
La pareja era dinamita. Frank tenía experiencia con Ava Gardner pero Bacall, no. "Bogie sabía lo que quería y qué terreno pisaba. En cambio, a Frank le gustaba mantenerse en la cuerda floja y yo no valía para eso [...]. Juntos éramos material inflamable, siempre que entrábamos en algún sitio, en el ambiente flotaba la pregunta:'¿Estarán hoy de buen humor?'".
La actriz mantuvo un casto romance con Kirk Douglas cuando ambos eran estudiantes en Nueva York
Tras jugar al gato y al ratón, Frank terminó pidiéndole matrimonio. "La boda será en casa y, en lugar de ir nosotros de viaje, serán nuestros amigos los que se vayan", le dijo el Sinatra a su prometida. Louella Parsons soltó el bombazo y la presión mediática pudo con los nervios de Sinatra. Cortó con Bacall por teléfono a 5.000 kilómetros de distancia.Conociendo el genio de Bacall hizo bien. Ella ya había firmado autógrafos como Betty Sinatra. "Me sentí muy incómoda y humillada", reconocería Bacall, quien terminó concediendo que "Frank me hizo un gran favor: me evitó el desastre que pudo haber sido nuestro matrimonio". No se hablaron durante más de una década pero, al fin, ella le disculpó: "Los ratos buenos que pasamos fueron de órdago".
Bacall terminó casándose por segunda vez... y fue un desastre. El escogido fue otro gran actor Jason Robards. También otro gran borracho. "Jason era otra persona cuando bebía. No le daba por buscar pelea, sino por cantar y recitar poesía" , escribió Bacall, quien se quedó embarazada del oscarizado actor cuando este aún no había firmado el divorcio. El hijo, llamado Sam, logró que Robards se casara con Bacall pero fue el comienzo de una guerra sin cuartel. Los cánticos y poemas se transformaron en broncas monumentales y peleas. Su amiga, Kate Hepburn, le dijo que el matrimonio no le sentaba bien: "estás desmejorada y flaca". Tras ocho años de matrimonio, puso punto y final a ese calvario etílico. No volvió a enamorarse.



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