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domingo, 30 de marzo de 2014

Amparo Muñoz / bella y desdichada

Amparo Muñoz

AMPARO MUÑOZ
BELLA Y DESDICHADA

En 1954 nacía en Vélez – Málaga una de las actrices con más carácter del cine español.  Fueron muchos los que se sumergieron en su vida y la respuesta de Amparo Muñoz siempre fue romper el orden establecido.        
          
 La actriz salió de su Málaga natal para lograr, escalón a escalón, convertirse en la mujer más bella del universo. Al ser nombrada Miss Universo en 1974, su vida cambió repentinamente. Empezó a interesarse por el mundo audiovisual y desechó el título de Miss Universo poco tiempo después al sentirse manipulada por la organización del concurso, que la obligaba a constantes viajes y presentaciones. Su afán de libertad la llevó a que muchos directores de la talla de Pilar Miró, José Luis Dibildos, Carlos Saura, Jaime Chávarri o Fernando de León Araona se interesaran por ella.
           

               En Vida conyugal sana, dirigida por Roberto Bodegas con guión de José Luis Garci, fue la imagen desconcertante para José Sacristán, un hombre casado y obsesionado por la publicidad. En Tocata y fuga de Lolita, de Antonio Drove, fue la chica rebelde que mostraba su hermoso busto, lo que contribuyó al éxito popular de la película. En aquellos años setenta el cine español estaba en pleno auge del llamado destape, y la espléndida figura de Amparo Muñoz encontró nuevos títulos para lucirse: Sensualidad (Germán Lorente, 1975), Clara es el precio (Vicente Aranda, 1975) La otra alcoba (Eloy de la Iglesia, 1976), en la que Amparo coincidió con quien sería su primer marido, el actor y cantante Patxi Andión.
            
Amparo Muñoz con Patxi Andión

Tras intervenir en Volvoreta (José Antonio Nieves Conde, 1976), Mauricio, mon amour (Juan Bosch, 1976), Acto de posesión (Javier Aguirre, 1977), Del amor y de la muerte(Antonio Giménez Rico, 1977), entre otras películas, su carrera cinematográfica dio un notable giro al entablar relación con el productor Elías Querejeta, lo que facilitó su intervención en títulos de la importancia de Mamá cumple cien años (Carlos Saura, 1979) o Dedicatoria (Jaime Chávarri, 1980), actuaciones que llamaron la atención de otros directores, tanto en España como en México (entre ellos, Felipe Cazals, Las siete cucas; Antonio Artero, Trágala perro; Pilar Miró, Hablamos esta noche; Fernando Méndez-Leite, Sonata de estío; Jaime Camino, El balcón abierto; Emilio Martínez Lázaro, Lulú de noche; Imanol Uribe, La luna negra; Fernando León de Aranoa, Familia…)
            


             La carrera cinematográfica de Amparo Muñoz estuvo llena de altibajos en cuanto a la calidad de las películas, pero en todas ellas fue creciendo como actriz. Sin embargo, paralelamente, su vida personal saltaba con frecuencia a la prensa. A menudo manifestaba que nunca se acordaban de sus trabajos porque solo aparecía relacionada con el mundo de la droga y todos los escándalos que conllevaron sus adicciones. Es cierto, sus trabajos tan buenos y llenos de poderío quedaron en el olvido por culpa de una vida cargada de luces pero en la que pudieron las sombras.

Amparo Muñoz en Mamá cumple cien años

           A su vuelta a Málaga 30 años después, nos encontramos ante una actriz destrozada por la enfermedad del sida. Se puede decir que tocó el cielo con sus manos pero su carácter la condenó al infierno.  ”Yo he vivido mi vida lo mejor que he podido, intentando no hacer daño a nadie. Si a alguien le he hecho daño ha sido a mí misma y a mis padres, que han tenido que sufrir mucho por mí. Siempre le he tenido respeto a todo el mundo, a todo dios, cosa que no han hecho conmigo. Espero que empiecen a hacerlo a partir de ahora”, dijo en aquel momento, sin sospechar que quizá sólo empezarían a respetarla una vez muerta.

Fuente: otros mundos otros cielos

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