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domingo, 31 de marzo de 2024

Moscú, capital del terror


A tribute to the victims of the terrorist attack at Crocus City Hall, in Moscow

Homenaje a las víctimas del atentado terrorista junto al Crocus City Hall, al noroeste de Moscú, este pasado 


Capital del terror

La Rusia putinista es una fábrica de teorías conspirativas que no se ahorra la invención de un vínculo entre el Estado Islámico y Ucrania, o incluso la OTAN y Washington si se tercia

Lluís Bassets

25 de marzo de 2024


El terrorismo es un viejo conocido en la Lubianka, la sede del desaparecido KGB soviético, ahora el FSB, los servicios de seguridad rusos. Allí Vladímir Putin aprendió todo lo que le ha valido para llegar a la cumbre hace casi 25 años y disponerse a mantenerse en ella hasta 2030 como mínimo, tal como ha quedado corroborado en las recientes elecciones. El gran arte del chantaje, el kompromat (dosier comprometedor) y la autoinculpación, el veneno, la bomba y la pistola, la tortura, el gulag y la celda de castigo son la especialidad de la casa, practicada incluso en dosis masivas, inhumanas, en nombre del socialismo soviético hasta 1993 y de la Santa Rusia desde entonces.

Viene de muy lejos el terror al servicio del Estado. De los zares, de Lenin y especialmente de Stalin, uno de los mayores asesinos de masas de la historia, que Putin ha empezado a rehabilitar. Solo la interrumpió una breve pausa entre Gorbachov y el primer Yeltsin, cuando la élite del país decidió abandonar la violenta tradición soviética. Aquella efímera discontinuidad en las alturas no tuvo correspondencia en los cimientos policiales del poder, hasta el punto de que fueron los siloviki (los hombres fuertes en ruso) los que mantuvieron viva la llama, controlaron desde los sótanos al Estado y luego colocaron directamente en el trono del zar a uno de los suyos.

La ascensión de Putin a finales de 1999 se produjo en mitad de una campaña de atentados masivos en los que murieron más de 300 personas, al estilo del perpetrado este pasado viernes en el Crocus City Hall de Moscú. Entonces fueron atribuidos a los terroristas chechenos, y sirvieron para justificar la brutalidad de la intervención rusa en la segunda guerra de Chechenia. Catherine Belton, ex corresponsal del Financial Times en Moscú y biógrafa de Putin, se ha preguntado si “los hombres de la seguridad pudieron ser los que bombardearon a su propia gente en un intento de crear una crisis que asegurara su presidencia” (Los hombres de Putin. Cómo el KGB se apoderó de Rusia y se enfrentó a Occidente, Península).

No es una demanda insidiosa, puesto que muy poco se ha conocido de la autoría de aquella campaña terrorista de septiembre de 1999, hasta el punto de que quienes la investigaron murieron en extrañas circunstancias o fueron encarcelados, como ha sucedido tantas veces con numerosos asesinatos de periodistas, empresarios, exagentes secretos y disidentes. La inexplicable e inexplicada muerte de Alexéi Navalni en vísperas electorales es el último y políticamente relevante de todos estos casos. Si aquellos atentados condujeron a Putin en dirección al poder, en el actual de Moscú, por el contrario, queda en evidencia su incapacidad para proteger a la población y su debilidad como gobernante, justo cuando acaba de ser reelegido.

Nada ha fallado en la pauta de comportamiento del Kremlin. La primera reacción del entorno de Putin ha sido señalar directamente a Kiev. Por parte del presidente ruso en su discurso a propósito de los atentados, ni una palabra para el Estado Islámico que ha reivindicado la matanza, dos para sugerir la complicidad de Ucrania y otra más para introducir el nazismo de por medio, la misma etiqueta nefanda con la que ataca a Kiev y sus aliados. Esta Rusia putinista es una fábrica de teorías conspirativas, siguiendo una tradición que también viene de tiempos zaristas. Putin no iba a ser menos ahora y ahorrarse la invención de un vínculo entre el Estado Islámico y el régimen democrático de Kiev, o incluso la OTAN y Washington si se tercia, para intensificar los bombardeos sobre Ucrania como venganza.

EL PAÍS


sábado, 30 de marzo de 2024

Nicanor Parra / Padre nuestro

 


Nicanor Parra

PADRE 𝐍𝐔𝐄𝐒𝐓𝐑𝐎


Padre nuestro que estás en el cielo

lleno de toda clase de problemas

con el ceño fruncido

como si fueras un hombre vulgar y corriente

no pienses más en nosotros


Comprendemos que sufres

porque no puedes arreglar las cosas.

Sabemos que el demonio no te ha dejado tranquilo

Desconstruyendo lo que tú construyes


Él se ríe de ti

pero nosotros lloramos contigo:

no te preocupes de sus risas diabólicas


Padre nuestro que estás donde estás

rodeado de ángeles desleales

sinceramente: no sufras más por nosotros

tienes que darte cuenta

de que los dioses no son infalibles

Y que nosotros perdonamos todo.


(Obra gruesa, Santiago de Chile, Universitaria, 1969)

Enrique Santos Calderón / ¿Constituyente a la Petro?

 

Gustavo Petro


Enrique Santos Calderón


¿CONSTITUYENTE A LA PETRO?

24 de marzo de 2024

¿Delirio o cañazo? ¿Maniobra de distracción o cortina de humo? ¿Advertencia o amenaza? La propuesta de Petro de una Asamblea Constituyente generó una previsible avalancha de reacciones y una polémica sin fin a la vista.

No importa que la mayoría de las reacciones sean negativas. Arrevolverar al país político era lo que quería. Abrir otros frentes de discusión diferentes al de su desempeño en el gobierno. Radicalizar las bases petristas contra un Congreso “entregado” y un sistema “oligárquico” hostiles a sus reformas. Y promover al mismo tiempo cabildos abiertos en todo el país como vehículo de expresión de una democracia paralela, de sabor plebiscitario.

Petro puede ser arrogante, soberbio y testarudo pero bruto no es. La estrategia tiene la  lógica de su eterno discurso  contestatario —el Estado podrido, la economía quebrada, la salud agónica— tan reiterado que podría pensarse, como ya lo he dicho aquí, que es el jefe de la oposición pese a que lleva casi año y medio con la riendas del poder en la mano. 

Quizás el reciente repunte en las encuestas lo haya envalentonado para soltar audacias como la de la Constituyente, aunque él sabe que no cuenta con mayorías en el Congreso ni el respaldo en la opinión (estable en cerca del 35 %) para avalar semejante aventura. Pero la promueve porque lo suyo es la polémica y la confrontación dialéctica.

Germán Vargas Lleras es partidario de cogerle el cañazo, aunque la mayoría de líderes políticos no creen que por ahí sea la cosa. Algunos calificaron la salida de Vargas incluso de “irresponsable” y De la Calle dijo que era una “fanfarronada”. Pero Petro logró la polémica deseada, y advirtió, eso sí, que su propuesta no es para cambiar la Constitución del 91, ni para “prolongarse en el poder”. Él no podría reelegirse, claro, y su obvio propósito es el de repetir el triunfo del Pacto Histórico en las presidenciales de 2026 porque durante su mandato los “poderes constituidos” no dejaron gobernar en favor del pueblo.

 ***

Se iniciará pues una nueva fase de agitación política aupada por el Gobierno con el caballito de batalla de una Asamblea Constituyente, que para muchos sería abrir una caja de Pandora que una vez destapada no se puede cerrar. Y que poco tiene ver con el proceso que hace treinta y tres años condujo a la Constitución del 91, en un país agobiado por el narcoterrorismo, el acoso guerrillero  y el clientelismo político (peores que ahora, si cabe), que  sintió que esa iniciativa era la  posibilidad de reforma y cambio que no llegaría a través del Congreso.

Es así como, al impulso estudiantil de la "séptima papeleta", el  27 de mayo de 1990 se produjo una abrumadora votación a favor de la Constituyente y en un histórico acuerdo las principales fuerzas políticas  del país pactaron las bases y temas de una gran reforma institucional. Hubo un revolcón hacia el futuro como lo definió el entonces presidente Gaviria, que abrió el sistema político y permitió, entre otras cosas, la elección de un presidente de izquierda, que ahora dice que se necesita  otra  Constituyente  para realizar los cambios  que el pueblo reclama y necesita.

Pero este camino hoy no es viable ni recomendable y mientras el presidente insiste en proclamarse como el vocero auténtico del constituyente primario, vale la pena preguntarse en qué van sus reformas. La laboral no está agendada, la pensional no ha comenzado a debatirse, de la educativa nada se sabe y la de la salud agoniza en el Congreso. 

Mientras tanto la "paz total" anda a tropezones. Petro le recordó al Clan del Golfo, que se rebautizó ahora como "Ejército Gaitanista de Colombia", que "Gaitán era un revolucionario no un traqueto". Y al jefe de las disidencias Farc, Iván Mordisco, también le dijo "traqueto disfrazado de revolucionario". En ambos casos acierta, pero también surge la pregunta de cómo piensa implementar un proceso de negociación y/o sometimiento a la justicia con estos grupos traquetizados.

Si a este panorama se le suman la caída de la inversión, producción y confianza en el futuro, se entiende por qué el presidente suelta el globo distractor de la Asamblea Constituyente. O por qué le dedica una hora en televisión al tema ya resuelto de la primera línea del metro de Bogotá. Solo falta un cara a cara suyo con Mordisco y Mancuso sobre paz y guerra, que tendría gran sintonía.   

P.S.: A María Corina Machado, hostigada sin cesar por el dictador venezolano, le tocó nombrar a la filósofa Corina Yuris como candidata sustituta. ¿Cuánto demorará Maduro en matonear y descalificar a esta nueva opositora?


CAMBIO


Mauricio Vargas / No coman cuento

Gustavo Petro


No coman cuento

A menos que Petro quiera una constituyente por fuera de la ley, y eso se llama golpe de Estado.

Maurcio Vargas
24 de marzo de 2024

Incapaz de conducir su desgastado gobierno por la ruta de un plan coherente, al presidente Gustavo Petro no le ha quedado otra que jugar al ilusionista. Aunque sabe de la inviabilidad de su propuesta de constituyente, acude a ese recurso como los viejos culebreros que recorrían los pueblos vendiendo pócimas y milagros para curar todos los males de la gente.Para convocar una constituyente, Petro tendría que proponer una ley al Congreso y hacerla aprobar en comisiones y plenarias de ambas cámaras, con el voto afirmativo de la mayoría absoluta de sus miembros y no solo de quienes asistan a las sesiones. Con lo mal que andan las relaciones del Ejecutivo con el Legislativo, es evidente que el Gobierno no tiene pelo para ese moño.
Si a pesar de los descarados intentos de compra de congresistas con variada oferta de puestos y contratos, los ministros de Petro han sido incapaces de sacar adelante la reforma de la salud, la de pensiones y la laboral, que no demandan una mayoría calificada, qué decir de una iniciativa como la constituyente, que, además, es por sí sola un insulto a los parlamentarios, pues, al proponerla, el Presidente sugiere que el Congreso no sirve.
Aun en el improbable escenario de conseguir en el Capitolio los votos, esa ley solo serviría para citar a un referendo en el cual serían los electores quienes decidirían si convocan la asamblea. Para ello haría falta, primero, que la Corte Constitucional avalara el proceso. Y luego que, en el referendo, una tercera parte del censo electoral (más de 13 millones de sufragios) dijera ‘Sí’. Tal cantidad de votos no la logró Petro en 2022, ni ninguno de los anteriores ganadores de las presidenciales.
Ni Álvaro Uribe con el referendo de 2003 ni Juan Manuel Santos con el plebiscito por la paz en 2016 salieron airosos cuando convocaron a los electores como constituyentes primarios. Pero si, contra todo pronóstico, el ‘Sí’ obtuviera tal alud de votos, habría luego que citar a unas elecciones para designar, por voto popular, a los asambleístas. ¿Quién dice que el petrismo las ganaría?
Ahora miremos los tiempos: si una mayoría de congresistas le caminara a la idea, la Corte Constitucional avalara la ley y en el referendo ganara el ‘Sí’ con la votación requerida, la constituyente estaría sesionando, si acaso, a fines de 2025 o inicios de 2026, cuando Petro ya esté haciendo las maletas para abandonar la Casa de Nariño. A menos, eso sí, que Petro quiera una constituyente por fuera de las leyes: eso se llama un golpe de Estado, como aquel que tumbó en 2022 al peruano Pedro Castillo, y lo llevó a la cárcel.
Petro busca ganar tiempo por la vía de ilusionar a los incautos que aún creen en sus ficciones. De paso, pone a amigos y opositores a hablar de constituyente y no del fracaso manifiesto de su gobierno. Busca distraernos del deterioro de la seguridad, de una Paz Total de la que se burlan los grupos criminales, de la postración de la economía, de la destrucción del sistema de salud, de la parálisis de los proyectos de infraestructura y de los nulos resultados de la política de vivienda.
Con este malabar, el Presidente busca también que olvidemos su silencio cómplice ante la andanada represiva, en Venezuela, de la dictadura de Nicolás Maduro, que, como sabe que María Corina Machado le ganaría unas elecciones limpias por goleada, le impide ser candidata y arresta a sus colaboradores, mientras Petro calla.
Así como el viejo culebrero sabía que sus ungüentos y menjurjes no curaban mal alguno, el Presidente entiende que su constituyente es un embeleco sin futuro. Pero también sabe que, por un rato, le puede servir de engañabobos. Así que no seamos tan pendejos, no le comamos cuento y no le hagamos el favor de dejar de hablar del desastre del gobierno del cambio, que es algo real y palpable, para hablar de una constituyente imposible.




viernes, 29 de marzo de 2024

Soneto

 


SONETO

No me mueve, mi Dios, para quererte 
el cielo que me tienes prometido, 
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte. 

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte 
clavado en una cruz y escarnecido, 
muéveme ver tu cuerpo tan herido, 
muévenme tus afrentas y tu muerte. 

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera, 
que aunque no hubiera cielo, yo te amara, 
y aunque no hubiera infierno, te temiera. 

No me tienes que dar porque te quiera, 
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.



miércoles, 27 de marzo de 2024

La estética del aburrimiento / ¿Por qué algunos de los libros esenciales de la historia de la literatura son tan tediosos?

 


De izquierda a derecha, los escritores James Joyce, Marcel Proust, Thomas Bernhard y Virginia Woolf.

De izquierda a derecha, los escritores James Joyce, Marcel Proust, Thomas Bernhard y Virginia Woolf.


La estética del aburrimiento: ¿por qué algunos de los libros esenciales de la historia de la literatura son tan tediosos?

Joyce, Proust, Woolf, Bolaño, Bernhard, Foster Wallace... Un ensayo de Inma Aljaro estudia el tedio deliberado en la novela, que lleva a inopinadas experiencias estéticas



Sergio C. Fanjul
5 de marzo de 2024

Hay libros que son hitos indelebles en la historia de la literatura y que, sin embargo, son aburridísimos (al menos para un sector mayoritario de los lectores). Qué paradoja. James Joyce, Marcel Proust, Samuel Beckett, Alain Robbe-Grillet, David Foster Wallace, Gertrude Stein, Roberto Bolaño, Thomas Pynchon, Juan José Saer, Virginia Woolf, Thomas Bernhard. Autores difíciles, con obras que suponen un esfuerzo similar a la subida a un ochomil y cuya lectura otorga un signo de distinción: solo son aptos para los más gafapastas.

Cristina Rodríguez: "Mi marido y yo nos llevamos bien y nuestra vida sexual no decae porque vivimos separados"

 

Cristina Rodríguez, de Ágatha Ruiz de la Prada.

Cristina Rodríguez, de Ágatha Ruiz de la Prada.Lorena Riga - DondyKRiga

Cristina Rodríguez: "Mi marido y yo nos llevamos bien y nuestra vida sexual no decae porque vivimos separados"

EL ESPAÑOL se reúne con la reconocida figurinista y estilista de cine y con ella habla de amor, realeza, feminismo, sexo y lujo. 


Raúl Rodríguez

24 de marzo de 2024

Cristina Rodríguez (54 años) es una fuerza de la naturaleza. Es para frotarse los ojos. Sencillamente, no te lo puedes creer. Camina por la vida como si fuera flotando, llama la atención de todos los que comparten sala con ella. Pelazo rizado, traje de dos piezas estampado y unas deportivas con las que pisa fuerte. Muy fuerte. Cristina es brillo, expasión, efervescencia. Habla bajito en los momentos previos a la entrevista, pero proyecta su voz perfecta en cuanto la grabadora se pone roja, como sus labios.

martes, 26 de marzo de 2024

Seria advertencia a Israel

 



La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, se abstiene en la resolución de alto el fuego, este lunes.

La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, se abstiene en la resolución de alto el fuego, este lunes.ANDREW KELLY (REUTERS)


Seria advertencia a Israel

Estados Unidos cambia de posición y el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas pide el inmediato alto el fuego en Gaza

EL PAÍS, 26 de marzo de 2024

Medio año ha tardado el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en reaccionar de  la única forma decente a una guerra tan catastrófica como la que ha desencadenado Israel en respuesta a los sanguinarios ataques terroristas de Hamás del 7 de octubre. La resolución 2728 ayer aprobada exige el alto el fuego inmediato y duradero y lo vincula, aunque no lo condiciona, a la llegada de la ayuda humanitaria y a la liberación sin condiciones de los rehenes todavía en manos de Hamás y de la Yihad Islámica. Estados Unidos ha renunciado en esta ocasión a la utilización del derecho de veto, que ya había utilizado en tres ocasiones anteriores, y ha dado su luz verde a la resolución con su abstención, a pesar de las protestas e incluso amenazas del Gobierno de Benjamín Netanyahu.

La hambruna como arma de guerra

 


Famine in Gaza

Una mujer palestina, con sus hijas gemelas, que sufren desnutrición, el día 12 en un centro de salud en Rafah, en el sur de Gaza.MOHAMMED SALEM (REUTERS)

La hambruna como arma de guerra 

Solo una tregua inmediata y definitiva, que permita la llegada masiva de suministros, podría salvar a los gazatíes de la catástrofe


LLUÍS BASSETS

Gaza se hunde en un pozo de muerte, insalubridad y hambre, que afecta en particular a los más vulnerables. La hambruna ya ha empezado. En el cerco y la invasión se mezclan el horror visible de los asedios medievales con el sigilo de la guerra digital, en la que se calcula con precisión los objetivos de los bombardeos o se gradúan los suministros para incrementar la presión sobre Hamás. Solo una tregua inmediata y definitiva, que permita la llegada masiva de suministros, podría salvar a los gazatíes de la catástrofe.

lunes, 25 de marzo de 2024

Ismaíl Kadaré bajo el régimen de Enver Hoxha / Las otras formas de (no) ser disidente


Portada del libro 'Tres minutos. Sobre el misterio de la llamada de Stalin a Pasternak' de Alianza Editorial.
Portada del libro 'Tres minutos. Sobre el misterio de la llamada de Stalin a Pasternak' de Alianza Editorial.

El escritor albanés Ismaíl Kadaré bajo el régimen de Enver Hoxha: las otras formas de (no) ser disidente

La publicación en castellano de la novela basada en hechos reales ‘Tres minutos. Sobre el misterio de la llamada de Stalin a Pasternak’, finalista para el International Booker Prize 2024, invita a reflexionar sobre la relación del escritor con el régimen comunista


Miguel Roán

23 de marzo de 2024


¿Cómo llegó Ismaíl Kadaré a ser publicado en el extranjero durante los tiempos de la dictadura de Enver Hoxha? Fue un poco por azar. Una editorial local se dedicaba a traducir a autores albaneses a las lenguas europeas más importantes, el francés entre ellas. El director de la revista Europe, Pierre Paraf, periodista francés y apasionado de la cultura albanesa desde los tiempos del rey Zog I, pasó por Tirana y se hizo con un ejemplar de El general del ejército muerto. Paraf quedó prendado del texto y preguntó al embajador albanés en París si se podía publicar en Francia. Kadaré (Gjirokastra, 88 años) recuerda: “El embajador albanés no dijo ni sí ni no, porque tenía miedo”. Paraf se tomó la licencia y le entregó la novela a la editorial Albin Michel, sin contrato y sin nada. Era 1970. El libro luego se convertiría en película en 1983, protagonizada por Marcello Mastroianni.

Ismaíl Kadaré / En un café de París

 



Ismaíl Kadaré, en un café de París


Manuel Hidalgo
20 de diciembre dd 2018

El Café de Flore, Les Deux Magots, La Closerie des Lilas, el Café de La Paix, Le Select, La Rotonde…El listado de cafés de París que han alcanzado el rango de míticos es, ya se sabe, interminable. Su celebridad es consecuencia de méritos propios, pero va ligada también a su clientela de artistas, intelectuales y exiliados famosos, que escribieron, debatieron, conspiraron y ligaron en sus mesas. Casi todo lo que hicieron esos personajes en los cafés de París ha quedado etiquetado bajo el etéreo concepto de la “vida bohemia”, aunque rascando –y sin rascar demasiado- también aparece –o puede aparecer- vinculado a la soledad, la miseria, la persecución, el desamparo o el extrañamiento. Se podrían escribir mil libros sobre los cafés de París, pero el caso es que ya se han escrito.



No obstante, el escritor albanés Ismaíl Kadaré (Gjirokastër, 1936), tantas veces candidato al Premio Nobel de Literatura –bromea, hasta cierto punto, sobre ello-, aporta ahora el suyo. Y su aportación se centra en “su” café, el café Rostand, en el que tanto escribió y tantas horas pasó durante sus muchos años de exilio parisino. Le Rostand está situado frente al Jardín de Luxemburgo, en el barrio del Odeón, en el sexto “arrondissement”.


El libro, traducido del albanés por María Roces González, se titula Las mañanas del café Rostand y acaba de ser publicado por Alianza Editorial. A su título responden directamente las casi primeras 70 páginas del volumen, que luego acogen una variada gavilla de textos, datados en fechas distintas y, a veces, coincidentes, en los que el autor de El general del ejército muerto (1962), trata, en un registro entre ensayístico y memorialístico, con su peculiar y no fácil sentido del humor y con un fuerte protagonismo personal, de cuestiones relacionadas con la literatura albanesa y con su país y la política de su país antes y después de la dictadura comunista. Hay, entre muchos, un lamento principal, casi un grito de socorro: “Albania continúa desapareciendo ante los ojos de todo el mundo”.

Kadaré habla mucho de su mujer, Helena, escribe sobre el café Rostand porque un buen día tuvo una sensación: “Era una sensación que iba del arrepentimiento al agradecimiento; parecida a la que sientes por la compañera de toda la vida, la que, pese a estar en todo momento junto a ti, no ha merecido, o crees que no ha merecido, la debida atención”.

Bueno, no deja de ser curiosa esa equiparación entre el café habitual, en el que uno pasa muchas horas y días, y la compañera de toda la vida. A muchos no se nos habría ocurrido y, caso de que se nos hubiera ocurrido, no sé si la habríamos dado por buena.

Kadaré escribe aquí con una cierta oralidad y muchos puntos suspensivos, mostrando el lento y sinuoso proceso de la construcción de sus ideas y sentimientos y de la reconstrucción de su memoria. Digamos que no pone a la vista de forma directa el resultado de sus cavilaciones, sino que va dando cuenta del itinerario de esas mismas cavilaciones. Su “yo” adquiere mucho rango, como dije, lo cual es lógico en un libro en buena medida de recuerdos. Pero Kadaré da ese salto consistente en citarse a sí mismo por su nombre, en tercera persona y bajo distintas denominaciones, con abundante preferencia por, aprovechando la primera letra de su apellido, parangonarse significativamente con (Josef) K., el protagonista de El proceso, de Franz KafkaEsto, sin duda, viene justificado y relacionado con las muchas alusiones a la censura, los interrogatorios, las prohibiciones y, en fin, el trato sufrido a manos de los funcionarios comunistas de su país, por no hablar de los desconciertos que le procura su condición de exiliado y de, a los ojos de los demás, representante de la “chifladura balcánica”.

Lo cierto es que Kadaré no habla demasiado ni con demasiado detalle del café Rostand. Al menos, con ese tono mitómano, acorde con la mencionada etiqueta de “vida bohemia”, que algunos lectores podrían esperar. Kadaré, por el contrario, parece rehuir o despreciar ese registro tan transitado, según se deduce también de alguna broma sobre Ernest Hemingway y la extensa mitología sobre su estancia en París.

Por lo demás, y sin mayor interés por su parte por especiar el texto con “negritas”, con los nombres de celebridades y el recuento de sus hazañas, Kadaré, para todos los “intelotas” y “culturetas” que le lean –que le leemos- deja cuatro viñetas a retener sobre el escritor Julien Gracq –su escritor favorito-, la editora Odile Jacob –que consiguió arrancarle un libro-, el cineasta Costa-Gavras –con quien planeó la frustrada adaptación al cine de una novela- y, el más divertido, el novelista Patrick Modiano, a quien, con la coña del Nobel de por medio, trata con cierta reticencia debido a sus numerosos encuentros casuales por la calle, que nunca se consumaron en un encuentro deliberado, mil veces prometido y siempre aplazado.





Ismaíl Kadaré / “De niño me creía Shakespeare”


El escritor Ismaíl Kadaré.
El escritor Ismaíl Kadaré.ED ALCOCK / M.Y.O.P.
ENTREVISTA

Ismaíl Kadaré: “De niño me creía Shakespeare”

El eterno candidato al Nobel publica ‘La muñeca’, relato de juventud donde se reconcilia con una madre ingenua y crédula, gracias a la que se convirtió en escritor


Alex Vicente
28 de abril de 2017

Ismaíl Kadaré (Gjirokastra, Albania, 1936) se despierta de la siesta con el verbo algo enredado. “Hoy tengo mal el francés”, advierte el eterno candidato al Nobel en su apartamento con vistas sobre los Jardines de Luxemburgo, cuya decoración no parece haber cambiado ni un ápice desde que se exilió en París a principios de los 90, huyendo de la Albania comunista. El escritor toma asiento en su sofá mientras escruta un ejemplar de su último libro, publicado por Alianza. La muñeca, dice leyendo el título en castellano, pero sin llegar a pronunciar la eñe. Le aclaramos el insondable misterio de la tilde. “Ah, no lo sabía”, se admira el escritor, mientras su esposa, la también escritora Helena Kadaré, acerca un par de cafés. La muñeca es un relato sobre su infancia, con el que el autor de El general del ejército muerto rinde homenaje a una madre exageradamente cándida, con la que el autor no siempre fue amable ni justo.

domingo, 24 de marzo de 2024

Rusia bombardea Ucrania con decenas de misiles y drones tras acusar a Kiev del atentado en Moscú

 



Rusia bombardea Ucrania con decenas de misiles y drones tras acusar a Kiev del atentado en Moscú

Un cohete ruso dirigido a la provincia de Lviv entra en el espacio aéreo de Polonia, país miembro de la OTAN


Cristian Segura

Kiev, 24 de marzo de 2024

Rusia ha desplegado su arsenal de largo alcance contra Ucrania en dos nuevos bombardeos la madrugada y la mañana de este domingo. En el primer ataque se han disparado 29 misiles y 28 drones bomba contra ocho provincias; en el segundo, cuatro horas más tarde, las provincias occidentales de Lviv e Ivano Frankivsk han vuelto a recibir la llegada de misiles del invasor. Los dos bombardeos sobre ciudades lejos del frente se producen un día después de que el líder ruso, Vladímir Putin, acusara sin pruebas a Ucrania de participar en el atentado yihadista del viernes en Moscú, asumido por el Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés).

Petro y la democracia

 

Gustavo Petro


Petro y la democracia

El presidente piensa que él abandera un proceso de cambio social sin precedentes en Colombia, una idea estimulada por mitos fundacionales históricamente débiles


FELIPE REY SALAMANCA

A Petro hay que tomárselo en serio, y en esto la opinión pública comete un error cuando indica que Petro “sabe” que no podrá aprobar en el Congreso una ley de convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente. Por supuesto que lo sabe. Pero es que no es eso lo que está diciendo: no es lo que primero dijo en Cali y no es tampoco lo que aclaró en su entrevista en El Tiempo. Una lectura rápida del propio movimiento que lo respalda –el pastor Saade, Bolívar, algunos influencers especialmente fieles– también señalaba otro cauce. Lo que Petro está proponiendo es un proceso constituyente extraconstitucional.