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domingo, 31 de marzo de 2019

Jorge Herralde / En la cueva del tesoro de Anagrama

Jorge Herralde

Jorge Herralde

En la cueva del tesoro de Anagrama

Las cartas que se conservan en el archivo de la editorial permiten reconstruir los 50 años de dedicación de Jorge Herralde a los libros







Jorge Herralde lee 'Escritos de un viejo indecente', de Charles Bukowski, en una imagen de finales de los setenta.Ampliar foto
Jorge Herralde lee 'Escritos de un viejo indecente', de Charles Bukowski, en una imagen de finales de los setenta. LALI GUBERN

Creo que es totalmente seguro afirmar que estaré con vosotros el 27 de septiembre”, escribió en abril de 1988 Raymond Carver en respuesta a la invitación a Barcelona de su editor en español, Jorge Herralde. Fue poco antes de que el cáncer precipitara ese verano el final con un golpe seco, como en uno de los lacónicos cuentos que hicieron de él un maestro de las letras estadounidenses. La muerte, como los impuestos y otros hechos inevitables, emerge con cierta frecuencia en el océano de papeles del archivo de la editorial Anagrama, que este abril cumple medio siglo. Como en esa misiva de Alberto Méndez, de junio de 2003. “Hago votos por que esto no cueste dinero”, dice sobre la inminente publicación de su único título, Los girasoles ciegos. Méndez, a quien Herralde había frecuentado durante décadas como parte del paisanaje del mundo de los libros, se reveló como un brillante escritor tardío y como un pésimo adivino: murió en 2004, sin saber que ganaría los premios Nacional y de la Crítica y que su debut, que ha superado los 380.000 ejemplares vendidos, sería ciertamente rentable.

Jorge Herralde / Una voz propia

Herralde, una ‘voz’ propia

El fundador de Anagrama repasa los 50 años de su editorial en los 44 textos de ‘Un día en la vida de un editor’


CARLES GELI
29 MAR 2019 - 12:02 COT



Jorge Herralde, con Carmen Martín Gaite, en la Feria del Libro de MadridAmpliar foto
Jorge Herralde, con Carmen Martín Gaite, en la Feria del Libro de Madrid MARIO MUCHNIK

En medio siglo como editor —“el único oficio posible para mí”, dice—, Jorge Herralde solo ha tenido un único momento de desánimo. Fue una semana de 1980, acuciado por una epidemia de desencanto general que hizo tambalear el futuro de Anagrama. Lo solventó reorientando su catálogo de la política a la literatura, pero también desprendiéndose de su participación en Bocaccio, discoteca fetiche de la gauche divine barcelonesa, de éxito indescriptible por su sótano, donde era posible “el desmadre más explícito”. Le vendió las acciones a José Manuel Lara Bosch, hijo mayor del fundador del imperio Planeta, por la friolera de 1.200.000 pesetas. En principio, se hicieron un favor mutuo, pero hoy se antoja que hubo un solo ganador...

Jorge Herralde ‘gana’, tras 50 años, el “premio Herralde”

Jorge Herralde


Jorge Herralde ‘gana’, tras 50 años, el “premio Herralde”

El fundador de Anagrama repasa el medio siglo de su sello en ‘Un día en la vida de un editor’


CARLOS GELI
Barcelona, 26 de marzo de 2016






El editor Jorge Herralde, en Barcelona.
El editor Jorge Herralde, en Barcelona. MARTA PÉREZ (EFE)

En los indicadores rezaba “premio Herralde”, pero en la mesa estaba ayer solo el editor y fundador, Jorge Herralde, junto a la actual editora, Silvia Sesé. Y de algún modo, el obvio error no era tal y podía leerse como que el propio Herralde recibía ayer en Barcelona su premio homónimo en forma del libro que presentaba, Un día en la vida de un editor, que ha escrito y publicado él mismo, repaso a los 50 años de vida de su Anagrama, sello que lanzara el primer título el 23 de abril de 1969.

Cuatro editores legendarios rinden sus legados al Cervantes






Desde la izquierda, Luis García Montero, Jesús Munarriz, Chus Visor, Jorge Herralde y Beatriz de Moura, este jueves.
Desde la izquierda, Luis García Montero, Jesús Munarriz, Chus Visor, Jorge Herralde y Beatriz de Moura, este jueves.  EFE

Cuatro editores legendarios rinden sus legados al Cervantes

La institución recibe los depósitos históricos de Beatriz de Moura, Jorge Herralde, Chus Visor y Jesús Munárriz


Jesús Ruiz Mantilla
Madrid, 14 de febrero de 2019

Beatriz de Moura dejará, entre otros detalles, una pipa que le regaló George Simenon. Chus Visor, unas gafas y un cenicero junto a los números uno y 1.000 de su colección de poesía. Jorge Herralde se ha decidido por un ejemplar de Los tupamaros: estrategia y acción, de Antonio Mercader, el primer libro que censuraron a su editorial, Anagrama, además de una carta de su colega italiano Carlo Feltrinelli cuando decidieron unir fuerzas en 2010. Jesús Munárriz, dueño de Hiperión, prefiere no desvelar el secreto. “Hasta 2040, nada”, comenta.Veinte años en su caso, no supone apenas tiempo. Tampoco en el de los otros tres editores que este jueves depositaron ese legado en la sede del Instituto Cervantes de Madrid. Porque tanto De Moura al frente de Tusquets, como Herralde, impulsor de Anagrama o Visor y Munárriz, dos de los grandes editores de poesía hispana en el mundo, pueden presumir de, al menos, cinco décadas de trabajo en su campo. Cuatro verdaderas leyendas con historia y muchos títulos a la espalda.

Jorge Herralde / Cuatro libros singulares



Alejandro Zambra

Jorge Herralde

Cuatro libros singulares

Tanto Alejandro Zambra (1975) como Juan Pablo Villalobos (1973) son ya mucho más que dos jóvenes promesas


28 de septiembre de 2018

En la fiesta ritual de la Feria del Libro de Madrid en 1986, en casa de Miguel y Mari Paz (es decir, Antonio Machado Libros), estábamos sentados Carmen Martín Gaite, Lali y yo con Adelaida García Morales y, si bien recuerdo, Víctor Erice, cuando Carmiña, ya autora de excelentes novelas y magníficas obras de indagación histórica, empezó a hablar con gran entusiasmo de su futuro libro, Usos amorosos de la postguerra española, que me había ofrecido para publicarlo. Yo acogí la noticia con entusiasmo algo impostado: pensé que el tema quedaba ya muy remoto para los más jóvenes y poco interesante para los de la época. Y, claro está, me equivoqué rotundamente: el libro, además de ser excelente, resultó un best seller extraordinario que se convirtió en long seller y ganó el Premio Anagrama de Ensayo y también el Premio de la Crítica.

sábado, 30 de marzo de 2019

Les Luthiers / El vídeo de Marcos Mundstock que ha impactado en el Congreso del Español

Marcos Mundstock

El vídeo de Marcos Mundstock (Les Luthiers) que ha impactado en el Congreso del Español

El humorista deslumbra sin haber asistido con unos juegos de palabras que muestran por qué su grupo lleva más de 50 años en la cumbre


JESÚS RUIZ MANTILLA
Córdoba 30 MAR 2019 - 10:29 COT







Marcos Mundstock no estuvo pero asombró. Disculpó su ausencia debido a un problema de salud pero envió un vídeo desternillante al Congreso Internacional de la Lengua Española que se celebra en Córdoba (Argentina). Sus compañeros de Les Luthiers habían ofrecido un recital al aire libre ante más de 10.000 personas el día antes. Él tenía previsto haber acudido y conversar este viernes con Álex Grijelmo, director de la Escuela de Periodismo UAM / EL PAÍS y amigo suyo de hace años. Pero el periodista lo excusó y ofreció esos 15 minutos de desternillantes juegos de palabras que muestra este video.

Julio Iglesias / Días de vino, relojes y mujeres


Julio Iglesias
Marbella, 2018


Julio Iglesias

Días de vino, relojes y mujeres

La vida de conquistador del cantante resurge por testimonios de sus protagonistas. Él calla mientras intenta prolongar su carrera con tres conciertos en su agenda


Mábel Galaz
Madrid, 26 de enero de 2018

Julio Iglesias siempre ha reconocido su afición a coleccionar vino y conquistar mujeres. No le han importado las críticas que su confesión provocaba. Todo lo contrario. Por eso, incluso en una ocasión, llegó a asegurar que por su alcoba habían pasado más de 3.000 mujeres. Conforme la leyenda crecía, él la alimentaba. No solo no negaba. Con su media sonrisa dejaba abierta cualquier posibilidad al romance. Ahora Julio Iglesias observa en la distancia y en silencio cómo su vida de hace 30 años sale de nuevo a relucir. Todo porque Makoke Giaever, azafata de Mediaset en esa época y ahora exesposa de Kiko Matamoros,  tertuliano del corazón, asegura haber vivido una temporada de esos días de esplendor junto a él. Esos en los que el avión privado del cantante se llenaba de chicas dispuestas a acompañar al artista por sus giras alrededor del mundo, esos días en los que ese mismo avión estaba disponible para hacerle llegar a cualquier punto de la geografía una caja de botellas de vino recomendada por su amigo el periodista Feliciano Fidalgo. Testigo de todo aquello fue Alfredo Fraile, su mánager, su casi hermano antes de que la convivencia se tornara tan difícil que les separó para siempre. De esos tiempos ha hablado como testigo de primera fila en su libro de memorias Secretos confesables, que se convertirá en una serie de 13 capítulos en Disney Media Distribution Latin America.

Julio y Enrique Iglesias / La convulsa relación padre-hijo que el mundo es incapaz de comprender

Julio Iglesias e hijos


Julio y Enrique Iglesias: la convulsa relación padre-hijo que el mundo es incapaz de comprender

Apenas se ven, pero siempre aclaran que se quieren. En el Día del Padre, amigos, colaboradores y la hemeroteca intentan aclarar la relación paternofilial más complicada de España

GUILLERMO ALONSO
19 MAR 2019 - 05:46 COT

En 1995 Julio Iglesias no necesitaba demostrar nada al mundo, establecido ya como el cantante español más exitoso de la historia. Había vendido, por aquel entonces, 200 millones de ejemplares de sus álbumes (hoy son, según su web oficial, 300) y cantado en español, inglés, francés, alemán y portugués. Sin embargo, sintió la necesidad de recordar a España, su país, quién era él tras muchos años triunfando fuera. El disco La carretera se hizo para eso: baladas como La carretera sirvieron para mantener a la base de seguidores que admiraban su voz melodiosa envuelta en ritmos etéreos y números de pop latino como Agua dulce, agua salá eliminaron las sillas de sus conciertos para que un público joven bailase en ellos.

La vida no sigue igual para Julio Iglesias

Julio Iglesias


La vida no sigue igual para Julio Iglesias

El cantante, apartado de los escenarios y fuera de los focos, reorganiza su patrimonio y prepara sus memorias


PABLO DE LLANO
Miami 23 FEB 2018 - 18:00 COT




Julio Iglesias paseando por Miami. / Vídeo: Javier Sánchez asegura que es hijo de Julio Iglesia en septiembre de 2017.  EPV
Julio Iglesias siempre vuelve, pero de momento se mantiene en una fase de privacidad y discreción, sin ganas de focos ni prensa en un año de gran contenido simbólico para él. En septiembre cumple 75 años y 2018 marca el 50º aniversario de la imponente carrera que comenzó cuando ganó en 1968 el Festival de Benidorm con su clásico La vida sigue igual. Pese a que anunció para este año una gira conmemorativa, en su agenda no hay ninguna fecha de concierto prevista y su última aparición es una fotografía que publicó en enero en su cuenta de Instagram en su mansión de Miami con un perro labrador, sonriente y sentado en un carrito de golf.

viernes, 29 de marzo de 2019

Muere a los 90 años Agnès Varda, directora mítica de la Nouvelle Vague

 

video

La cineasta Agnés Varda, retratada en Milán en marzo de 2018. En el video, tráiler de su último documental.Vídeo: DANIEL DAL ZENNARO


ÁLEX VICENTE

París - 29 MAR 2019 - 19:02 COT



Muere a los 90 años Agnès Varda, directora mítica de la Nouvelle Vague

La realizadora de 'Cleo de 5 a 7', 'La felicidad' o 'Caras y lugares' acababa de presentar su último trabajo, 'Varda by Agnès'


Alex Vicente

París, 29 de marzo de 2019


La directora Agnès Varda, figura mítica de la Nouvelle Vague y una de las cineastas más influyentes de todos los tiempos, murió durante la madrugada de este viernes en su casa en París. Varda falleció a los 90 años a causa de un cáncer de mama, según confirmó su familia, enfermedad que ha puesto fin a una dilatada trayectoria guiada por una curiosidad inagotable por las vidas ajenas y por la voluntad de renovar los anquilosados códigos del cine, que la llevó a difuminar la frontera entre ficción y documental.

Pese a su edad avanzada, Varda habrá exhibido hasta el último día una energía desbordante. En febrero, la directora visitó el Festival de Berlín, donde recibió un premio honorífico y presentó el que será su testamento cinematográfico, Varda par Agnèsun documental en forma de masterclasshumilde –la directora prefería llamarlas causeries, “charlas informales”–, en el que pasaba revista a sus películas y resolvía los equívocos sobre su obra. Varda sentaba cátedra sin levantar la voz, demostrando otras maneras de ser un autor o incluso un genio. En los últimos años, ya había recibido otros homenajes, como la Palma de Honor del Festival de Cannes en 2015, el Donostia de San Sebastián en 2017 o el Oscar a toda su trayectoria en 2017, una señal de que el tiempo se le acababa.

La directora nació en 1928 en Ixelles, en las afueras de Bruselas, hija de un padre griego y una madre francesa. Durante la Segunda Guerra Mundial, la familia se refugió en Sète, en el sur de Francia, donde la joven Varda ya demostró interés por el arte, la fotografía y la literatura. Su amistad con Jean Vilar, oriundo de esa ciudad pesquera y gran renovador del teatro francés, provocó que fuera contratada como fotógrafa oficial del Festival de Aviñón y del Teatro Nacional Popular, que aspiraban a acercar el arte a la clase trabajadora con obras donde la calidad y la accesibilidad no estuvieran reñidas. Varda solía decir que esa experiencia resultó fundamental a la hora de definir su registro como cineasta.

Su primera película fue La Pointe Courte(1954), rodada en escenarios naturales de Sète, de forma artesana y con un presupuesto ínfimo. Esa cinta modesta, que alternaba relatos locales con el diálogo de una pareja en crisis, prefiguró la Nouvelle Vague, al ser filmada cinco años antes que Los cuatrocientos golpes o Al final de la escapada, mientras Truffaut Godard todavía se dedicaban a la crítica de cine. Con esa película “libre y pura”, como la definió André Bazin, la joven directora aspiraba a adaptar al cine “las revoluciones literarias” de Brecht o de Faulkner, fracturando el relato clásico y persiguiendo un tono “objetivo y subjetivo” que dejaba al espectador “la libertad de juzgar y participar”. Su película más exitosa y conocida, Cleo de 5 a 7 (1962), fue un paso más allá en esa misma dirección. Narraba en tiempo real la tensa espera de una cantante que aguarda el resultado de la prueba médica que le comunicará si tiene cáncer, un perturbador presagio de la enfermedad que ha acabado con la vida de su responsable.

La lucha feminista y el interés por los asuntos sociales constituyeron otra línea directriz de su filmografía. Lo demostró en películas como Una canta, la otra no (1977), crónica de la emancipación de las mujeres en los setenta; sus documentales sobre los Panteras Negras o sobre el muralismo en Los Ángeles, donde vivió junto a su marido, el director Jacques Demy; o Sin techo ni ley(1985), una vibrante semblanza de una joven sin hogar con la que conquistó el León de Oro en Venecia. Más adelante, Varda se interesó también por el combate ecologista en Los espigadores y la espigadora (2000), crítica al consumismo desaforado de nuestro tiempo con la que defendió el reciclaje y la frugalidad como posible salvación. En Las playas de Agnès (2008), analizó su trayectoria en paralelo a su biografía, demostrando que el cine y el vida eran, para ella, una misma entidad. No por casualidad, su productora, Ciné-Tamaris, regentada por su hija Rosalie, estaba instalada en el mismo callejón que su casa. Allí fue donde acogió, en plenos cincuenta, a Bienvenida, una emigrante española que llegó “con un fardo a cuestas, sin marido y con un bebé”. Le enseñó a revelar y ampliar negativos. Durante años fue su técnica de laboratorio oficial. A cambio, ella le enseñó a hablar castellano.

Su penúltimo proyecto fue Caras y lugares(2017), radiografía de la Francia profunda y nuevo testimonio de su amor al prójimo, que codirigió con el fotógrafo JR, uno de esos jóvenes que solían rodear a esta mujer eternamente moderna. En cualquier inauguración parisina no costaba reconocerla entre la multitud, pese a su escasa estatura, gracias a su inimitable corte de pelo, un tocado bicolor tan original como todo lo que hacía. Y a una sonrisa indeleble que, muchas veces, resultaba de un exotismo radical en el país que Varda escogió como patria. Aunque ese carácter afable no impedía que fuera implacable y autoritaria en sus rodajes, como demuestran algunas imágenes de archivo. En un momento conmovedor de su última película, la directora pide disculpas a una de sus actrices, Sandrine Bonnaire, por haberla tratado con injusta aspereza treinta años atrás.

Varda fue una personalidad solar, aunque también tuvo sus eclipses. En 2005, su instalación Las viudas de Noirmoutierreflejaba las vidas de mujeres de marineros que hablaban de la soledad y del luto. “Nadie quiere escuchar a las viudas, son una categoría social incómoda”, decía esta directora que siempre estuvo “del lado de los marginados y los forajidos”. En los últimos segundos de metraje, Varda se sentaba frente a la cámara y lloraba desconsolada, destapando sin pudor lo que se escondía detrás de ese disfraz colorista que se hizo a medida. Era una imagen terrible e imborrable, que ni siquiera su muerte conseguirá llevarse.


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