Alvaro Pombo obtiene el Premio Herralde de novela y se proclama también finalista
Un niño de la burguesía del norte es 'El héroe de las mansardas de Mansard'
Juan Cruz
18 de noviembre de 1983
La obra El héroe de las mansardas de Mansard, de Álvaro Pombo, resultó ganadora del I Premio Herralde de novela, fallado ayer en Barcelona. El jurado se mostró satisfecho del nivel de las novelas presentadas y declaró finalistas, con igual mérito, a cuatro obras, entre ellas El hijo adoptivo, de la que es autor el propio Pombo, quien concurría al premio con su nombre y con el seudónimo de José Carrasco. El rapto del santo grial, de Paloma Díaz Más, De cómo fue el exilio de Lázaro Carvajal, de Walter Garib, e Impostura, de Enrique Vila-Matas, fueron las otras novelas finalistas.
El héroe de las mansardas de Mansard es, según un miembro del jurado, una novela en la que se entremezclan la ironía y el humor; el lenguaje culto y el cotidiano, especialmente en determinados monólogos hiperrealistas; la elipsis y la redacción periférica. En ella aparecen temas como el robo, el chantaje, la traición y el menage a trois. Narra la historia de Kus-Kús, un niño de la alta burguesía del norte, durante el tránsito de la infancia a la adolescencia. Además del personaje central, aparecen una serie de personajes, también principales, como una extravagante tía Eugenia; Julián, un criado de pasado equívoco; la abuela Mercedes y su amiga Mari Carmen; Manolo, un mozo de La Cubana, excelente semental, de asidua visita a tía Eugenia...
Pregunta. ¿Qué significa este libro con respecto a los anteriores?.
Respuesta. El héroe de las mansardas de Mansard es de 1982, lo cual quiere decir que hay antes que él tres libros: Relatos sobre la falta de sustancia, El parecido y El rey, y tres detrás: Dispositio pro anima, El hijo adoptivo y Corporis narratio. Pero resulta que lo último, cronológicamente, es, en la génesis narrativa, lo primero entológicamente, así que un libro, que como El héroe... queda en medio se explica, para mí, más bien por lo posterior que por lo anterior. En este sentido, es un buen paso en el camino de mi última novela; una novela filosófica, de la cual las tres últimas son aproximaciones felices.
España como estimulante
P. Para usted, que ha vivido durante años en Londres, ¿vivir en España ha sido un acontecimiento positivo o una disminución?
R. El acontecimiento más positivo de mi vidia son estos. seis años de mi vida en España, después de doce fuera de ella. España es un estimulante químicamente puro. Unas veces sombrío y otras luminoso, pero siempre infalible. Por eso los dos conceptos más sorprendentes para mí, en la actualidad, son el de desencanto y el de crisis. Son conceptos procedentes no, según se dice, de conciencias antes ilusionadas y ahora desilusionadas, antes seguras y ahora inseguras, sino de conciencias ahora, antes y después, aburridas, cosa inexplicable para mí, con el respeto debido a Ciorán. Quien, por supuesto, cuando habla de aburrimiento, no se refiere a un melancólico defecto de poder, sino a un exceso de poder; la acidia, que Ciorán menciona expresamente, y que succionaba la voluntad de los monjes a la hora tercia, era desgana de emprender grandes empresas intelectuales o morales por exceso de vitalidad negativa. Así que nada de disminuciones.
P. Para un escritor tan prolífico y tan intenso, ¿qué significa vivir en un país epidérmico?
R. Supongo que lo de epidérmico será por lo de la piel de toro. Más bien que de toro, la piel de España es de elefante. Auténtica piel de rinoceronte, eso es lo nuestro. Por eso todo nos afecta tan profundamente. Lo que pasa es que en España ocurren las cosas, valga el tópico, como en los fusilamientos de La Moncloa, a manotazos y trallazos semánticos e históricos. Lo accidental apenas nos afecta, porque somos una raza de sensitivos esenciales, como el rinoceronte.
P. No hay influencias visibles en su obra, sin embargo tendrá que haber influencias. ¿Cuáles son?
R. Muchas gracias, por lo de que no hay influencias visibles. Una afirmación así es capaz de curar "la ansiedad de la influencia" a una división acorazada. Yo creo que no es cierto, sin embargo, y que las obras y mundos intelectuales que han influido en mi obra están claramente a la vista. Por ejemplo, Aleixandre en la estructura galopante de los versos largos de Variaciones; y Sartre, en mis relatos cortos y largos. Y la preocupación por el análisis detallado de la acción humana que es propia de Sartre y, por supuesto, de la tradición narrativa anglosajona, Graham Greene, Henry James, Iris Murdoch, etcétera.
PREMIOS HERRALDE DE NOVELA