domingo, 5 de junio de 2005

Liliana Bodoc reinventa con épica la magia latinoamericana



Liliana Bodoc reinventa con épica la magia latinoamericana

Edhasa publica 'La saga de los Confines', la trilogía fantástica de la escritora argentina



RAQUEL GARZON

Buenos Aires 5 JUN 2005

Si hay alguien que puede dar cuenta de que la vida cambia después de los 40 años es Liliana Bodoc (Santa Fe, Argentina, 1958). De 2000 a hoy, esta escritora -inédita hasta entonces- lleva vendidos en su país 75.000 ejemplares de La saga de los Confines, una trilogía que abrevó en Tolkien y Ursula K. En España, Edhasa acaba de lanzar Los días del Venado, primera novela de la serie que Bodoc define como "la historia de lucha de un pueblo por su libertad".
Leguin ha querido construir, con bendición de la crítica, "una épica fantástica latinoamericana, que reflejara los colores, las lenguas y la problemática del subcontinente". Colombia, México, Chile y Venezuela han sido otras estaciones afortunadas para la escritora, que será publicada en Italia por Mondadori y que negocia con la alemana Suhrkampf la traducción a ese idioma de los esforzados viajes, las eternas luchas entre el Bien y el Mal y la magia como ama y señora, que campean en sus páginas.

Cuando se le pregunta a esta mujer casada, madre de dos veinteañeros, Galileo y Romina, y ex profesora de literatura en institutos de Mendoza, por el origen de La saga de los Confines, contesta desde su sed de lectora voraz: "Una prehistoria en la que caben por igual Jorge Amado, los cuentos de hadas y los relatos de Horacio Quiroga. La saga nació del deseo de seguir leyendo épica fantástica, pero una que se nutriera de nuestras tradiciones". Para ella, el renacimiento actual del género se explica en una cultura de época. "En un tiempo de extremo individualismo y desamparo, la épica fantástica propone un universo autónomo y una utopía: creer en las cosas de siempre. Que el Bien, como uno quiera definirlo, existe; que hay heroicidad posible, solidaridad y proyectos colectivos".
La saga de los Confines comienza cuando los magos de las Tierras Fértiles anticipan la partida de naves que provienen de las rivales Tierras Antiguas. Viejas profecías alertan sobre esa llegada, que puede traer paz o destrucción... La magia, "entendida no como lo que no existe, sino como aquello que aún no podemos explicar", recorre toda la obra, que Bodoc concibe "como una gran metáfora sobre el enfrentamiento de dos mundos, uno que pelea por la vida y otro que pelea para la muerte".
Dos grandes del género oficiaron de modelos para la trilogía: "De Tolkien tomé lo estrictamente genérico: la batalla, el viaje, el héroe, el antihéroe", enumera. "De Leguin, la mirada antropológica, profundamente humana y comprometida". A eso se sumó el imaginario latinoamericano. El resultado es el diseño de una épica fantástica de pieles oscuras, donde el género de cuño anglosajón dialoga con los cronistas de Indias, el Popol-Vuh y las leyendas mapuches, aztecas y mayas. "Desde la geografía hasta la forma de encarar lo mágico -mis magos no son druidas, sino chamanes, brujos de la tierra- el referente es americano", precisa. "Ése ha sido, si ha habido alguno, el gran aporte de la saga".
Los días del Venado, que ya va por su décima edición, se alzó con varios premios. Siguieron Los días de la Sombra (2002) y hace pocos meses, Los días del Fuego,el punto final. "Son tres segmentos de una misma larga guerra, pero se pueden leer de manera independiente. Si tuviera que señalar alguna transición, diría que en Los días del Venado el género está más marcado; en el último libro, en cambio, la batalla es más política y moral que fáctica y los personajes ganan en erotismo y ambigüedad".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 5 de junio de 2005




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