martes, 28 de febrero de 2017

Scarlett Johansson / La monogamia no es natural


Scarlett Johansson
Poster de T.A.


Scarlett Johansson: “La monogamia no es natural”

La actriz, recientemente separada, habla del matrimonio y la maternidad en una entrevista con 'Playboy'



IRENE CRESPO
Nueva York 14 OCT 2015 - 01:18 COT


“La idea del matrimonio es muy romántica, es una idea muy bonita, y su práctica puede ser una cosa muy bella. Pero no creo que sea natural ser una persona monógama. Puede que me critiquen por esto, pero creo que es mucho trabajo”. Con estas palabras habla del matrimonio la actriz Scarlett Johansson en su última entrevista. “Es mucho trabajo. El hecho de que sea tanto trabajo para todo el mundo, eso prueba de que no es una cosa natural. Tengo mucho respeto por el matrimonio y he participado en él, pero definitivamente creo que va en contra de algún instinto”.

Scarlett Johansson / J. Ralph / Before My Time


Scarlett Johansson 
Before My Time


"Before My Time", escrita y producida por J. Ralph, fue nominada al Oscar 2013. La interpretación es de Scarlett Johansson. 

Before My Time
by J. Ralph
  

Cold feet, don't fail me now

So much left to do

If I should run ten thousand miles home

Would you be there?



Just a taste of things to come

I still smile


But I don't want to die alone
I don't want to die alone
Way before my time



Keep calm and carry on
No worse for the wear



I don't want to die alone
I don't want to die alone
Way before my time

Is it any wonder
All this empty air
I'm drowning in the laughter
Way before my time has come


Dylan Penn / La escritora que no quería desnudarse


La escritora que no quería desnudarse

Dylan Penn no quería posar sin ropa para 'Playboy'

Y aquello que no ha hecho se ha convertido en más importante que lo que sí ha hecho

Ha sido el debut más anecdótico del año


TOM C. AVENDAÑO
21 MAR 2014 - 12:29 COT


La hija de los actores Sean Penn y Robin Wright rechaza la oferta de Playboy de convertirse en una de las conejitas de su portada.

lunes, 27 de febrero de 2017

Playboy / El regreso de la desnudez

Scarlett Byrne


El regreso de la desnudez

La vuelta del destape integral a ‘Playboy’ pone de manifiesto que el exhibicionismo en las redes sociales no es suficiente



Cuesta creer que la revista Playboy vaya a tener hoy el mismo impacto que sus números más vendidos, aquellos que llevaron en portada a los mitos sexuales de los sesenta, ochenta y noventa. Sea ese el objetivo de sus dueños o no, esta semana han anunciado que tras un año sin publicar desnudos la revista recupera su esencia, o mejor dicho, a famosas y modelos desnudas en sus páginas. La desnudez integral era la principal seña de identidad de la publicación, y, sin embargo, decidieron renunciar a ella. Lo hicieron porque entendían que no se correspondía con la forma en que los jóvenes consumen la imagen de las celebridades en las redes sociales, y precisamente ese ha sido el mismo motivo para rectificar. Facebook e Instagram prohíben los desnudos y Playboy se ajustó a esa política para tener presencia en dichas redes sociales, pero después han comprobado que fue un error, porque al público no le basta con los traseros que insinúan Kim Kardashian o Nicki Minaj en sus perfiles. Sigue teniendo las mismas necesidades que cuando nació la revista hace 63 años, por ejemplo disfrutar de pechos al aire que solo pueden encontrar en un producto como Playboyy que en sus páginas mostraron superestrellas como Marilyn Monroe, Madonna, Bo Derek, Pamela Anderson o Kate Moss.

Hugh Hefner / Playboy / Más neuronas, menos hormonas

Hug Hefner y Pamela Anderson

Hugh Hefner

PLAYBOY


Más neuronas, menos hormonas

Ha alojado a los grandes escritores y las divas elegían ‘Playboy’ para iniciarse en el desnudo. Ahora Hugh Hefner ha decidido cambiar el rumbo de su icónica revista

Playboy / La broma de Hugh Hefner

Hugh Hefner

La broma de Hugh Hefner

El dueño de Playboy se sumó a los engaños del 'April Fools' y publicó en su revista que su famosa mansión tenía túneles que conectaban con las casas de los actores

Hugh Hefner. / PLAYBOY
La redacción de Playboy ha engañado a medio mundo en el día en que se celebraba el April Fools, el día de los inocentes anglosajón. La revista publicó y documentó con fotos y planos una información según la cual en la célebre mansión hubo en el pasado túneles que conectaban con las casas de algunos actores muy famosos de los años setenta. Pero todo era una broma en la que han caído muchos medios de comunicación, entre ellos este periódico, que creyeron las pruebas y las declaraciones que aportaba la revista. Ayer la publicación añadió a la galería de fotos de los supuestos túneles una última en la que aparece el dueño de Playboy Hugh Hefner con un cartel que recuerda que era el April Fools.

domingo, 26 de febrero de 2017

John Cheever / Siempre nos quedará Playboy



John Cheever

Siempre nos quedará Playboy

Publicado por 
John Cheever
Poster de T.A.

En cuarenta años de carrera, John Cheever (1912-1982) publicó ciento veintiún relatos en el New Yorker, alguno de los cuales se consideran obras maestras, como «La monstruosa radio», «La geometría del amor», «Tiempo de divorcio» o «El nadador». Harold Ross, fundador de la revista y hombre poco dado a romper la distancia que mantenía con los colaboradores, lo felicitó por escrito en varias ocasiones. Los logros literarios de Cheever fueron completos, pues no estuvieron, que se diga, exentos de frustraciones. No basta con triunfar para tener éxito, sino que además se requiere fracasar, y él supo hacerlo. Publicar ciento veintiún relatos obligó a los editores de ficción de la revista a rechazar muchos otros. Los rechazaron a lo largo de cuarenta años, cuando el autor aún estaba empezando, en la década de los treinta, y cuando ya era celebrado como uno de los mejores escritores de cuentos del siglo, en los setenta. El autor se sintió muchas veces maltratado por la revista, que imponía límites a los autores —sobre los temas, el lenguaje utilizado y la extensión de las obras— que en su opinión reducían su obra a «una pequeñez despreciable», observa en sus diarios.

Peter Hujar / La herida tranquila

 



David Wojnarowcz Reclining (2), de Peter Hujar.
David Wojnarowcz Reclining (2), de Peter Hujar. THE PETER HUJAR ARCHIVE

La herida tranquila

Las fotografías de Peter Hujar devuelven la vida en Barcelona a los protagonistas del 'underground' neoyorquino


ANGELA MOLINA
26 de enero de 2017

La Fundación Maphre ofrece una exposición de Peter Hujar (1934-1987), autor más conocido por sus relaciones con otros artistas y escritores que como fotógrafo por derecho propio, aun cuando el oficio fue para él más que una obsesión: una forma de mirar el mundo. Concienzudo y enamorado de lo específico, jamás idealizó un tema. Le interesaba la belleza, pero no la ideal, sino la que era fruto de un acuerdo entre lo que encontraba en las calles, en el campo y en las relaciones con sus amigos y amantes, y aquello que deseaba. Deseo e impulso daban como resultado la imagen de una sola pierna desnuda, el mármol hecho carne en un cuerpo contorsionado, las efigies gemelas de dos vacas, un rascacielos, una casucha derrumbada.

Joel Smith, comisario de la retrospectiva y director del departamento de Fotografía de la Morgan and Library & Museum de Nueva York, institución que presta los fondos, apunta que Hujar solía alimentar el misterio sobre su pasado. “Ocultaba su infancia mediante el silencio y la distracción. Según una versión que él mismo utilizaba, era hijo de una corista de Hollywood. Si le presionaban, llegaba a admitir que era de Nueva Jersey y que se crio en una granja con sus abuelos, inmigrantes polacos”. Su padre, panadero y quizás contrabandista, le abandonó antes de nacer. Su madre era camarera y vivía -y bebía- con un corredor de apuestas. Era larguirucho y tenía un humor cambiante. Su madre lo veía como un ser “horrible”, el perfecto modelo que hubiera atraído el objetivo de Diane Arbus. Un día, borracha, le tiró una botella de alcohol a la cabeza. Tras el incidente, el joven Peter se marchó de casa. Deseaba afirmar el sentimiento de su propia individualidad y descubrió que sólo la fotografía le podía conceder ese aura.

A los dieciséis años se matriculó en la High School of Art & Design y consiguió una codiciada plaza en las clases magistrales de Richard Avedon. Empezó a frecuentar los ambientes alternativos y trash del East Village y muy pronto formó una nueva familia con sus amigos: William S. Borroughs, Andy Warhol, Fran Lebowitz, Robert Wilson, Vince Aletti, Paul Thek, David Wojnarowicz o Nan Goldin. Todos formaban parte de la arqueología social del Manhattan de los setenta y más inequívocamente de los años del SIDA. Hujar vivía una vida precaria que iba salvando con pequeños trabajos en revistas de moda y publicidad. Detestaba la economía moral del mundo artístico neoyorquino y se quejaba de no tener más reconocimiento que Robert Mapplethorpe, de quien envidiaba su “notoriedad inmerecida”.

Nunca fue un hábil retratista ni buscó un estilo propio. Prefería la tradición: retrataba a sus amantes como lo hubiera hecho Julia Margaret Cameron y escrutaba a los marineros de la calle Christopher como si fuera el geógrafo John Thomson. Sus modelos naturales italianos parecían haberse detenido momentáneamente para posar frente al ojo de August Sander; y en sus autorretratos, buscaba el espejo de Richard Avedon (le gustaba dejar a la vista los bordes negros para demostrar que él mismo había impreso el negativo). Miraba Nueva York como William Klein; y sus educados retratos de travestidos y gemelos tenían el sesgo de Diane Arbus.

La fotografía de Hujar es una herida tranquila, delicada, sin sangre, que se ahonda en la interpretación de una existencia corrompida por las metáforas de la enfermedad y contra lo que no pudo hacer nada su amiga, la ensayista y escritora Susan Sontag. En las salas de la Casa Garriga Nogués, decenas de imágenes en blanco y negro aparecen agrupadas por constelaciones, conversan unas con otras eludiendo los géneros (animal, retrato, pose de moda, ruina, paisaje) como su autor las habría mostrado. Son un tributo a una mirada desconcertada que siempre buscó la levedad.

EL PAÍS


Mujeres / Playboy III


MUJERES
Playboy III



Mujeres / Playboy II


MUJERES
Playboy II




Playboy / Manos


Playboy
MANOS


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sábado, 25 de febrero de 2017

Philippe Besson / James Dean

James Dean, por James Dean

Philippe Besson fantasea en el libro ‘Vive deprisa’ sobre el mítico actor

La obra cuenta su biografía a través de la gente que le rodeó


GREGORIO BELINCHÓN
Madrid 30 SEP 2015 - 15:55 COT



Ampliar foto
James Dean, en 1955 en Nueva York.  MAGNUM PHOTOS

¿Alguien sabe de verdad que le pasaba por la cabeza a James Dean?Probablemente quien más cerca estuvo fue Dennis Stock, el fotógrafo. Pero hubo mucha más gente en su vida, desde familiares a amigos, amantes y novias. El escritor francés Philippe Besson –autor de Son frère, Un chico italiano o Un instante de abandono- juguetea con la biografía del mítico actor –del que hoy se cumplen sesenta años de su muerte- en Vive deprisa (Alianza editorial). Es una biografía ficcionada porque cada capítulo está escrito en primera persona, reproduciendo la voz del personaje que protagoniza ese episodio: algunos de ellos como su madre, su padre, sus tíos o el mismo Dean aparecen en varios momentos de esta epopeya coral.

Biografías / Al rescate de la intimidad



Al rescate de la intimidad

Proliferan en los últimos años biografías y memorias. ¿Ha dejado de ser España ese país pudoroso de escaso culto a lo privado?


José-Carlos Mainer
6 de junio de 2015


La pelea entre la escritura íntima y el pudor casi siempre acaba en España con la victoria del segundo. Y eso tiene bastante que ver con la suerte de las autobiografías, correspondencias y biografías… Nada más decepcionante y superficial que las breves memorias que Galdós dictó en 1915, casi al final de su vida. Casi tan livianas como lo son, pese a su gracejo, las de Rafael Alberti, La arboleda perdida. Las acertó, sin embargo, un escritor de alcance más popular, Pío Baroja, que hizo de sus recuerdos (y los de sus lectores), Desde la última vuelta del camino, un cálido exorcismo del tiempo que añoraban uno y otros. Con algunas excepciones de mucho peso —la Automoribundia, de Ramón Gómez de la Serna, y los espléndidos cuatro volúmenes de Los pasos contados, de Corpus Barga, una obra mayor—, casi todas las memorias largas y sistemáticas de escritores españoles del siglo XX han sido pergeñadas por secundarios, a menudo mal avenidos con su destino: el rencor se nota más en las Memorias de un desmemoriado, de Luis Ruiz Contreras, que en La novela de un literato, de Rafael Cansinos Assens, mucho más interesante…

viernes, 24 de febrero de 2017

Damaris Calderón / Senda de Lourdes

Catrin Welz Stein
Damaris Calderón
Senda de Lourdes
(Tu cuerpo es mi país)
Unida a ti
por un indisoluble
hilo de saliva
respiro.
Abres la mano
cruza el pez
volátil
de la calle Zanja
te abrazo y
estoy viva.
Cuando tú tiemblas, húmeda,
no envidio
ni al que el rocío le lavo la cara
ni al que sus huesos convirtió en camino.
“Nada perdura.
El sueño de pájaro de dos cabezas
El de las ramas juntas.
Nada.
Mira tus tumbas.
Míralas.”
Dice tu boca
tu carne
dice la tierra
abrién
do
se
túmba
te
ahí.
Todo pezón es pétalo.
Ideograma



Damaris Calderón / El muerto ilustre






Damaris Calderón

EL MUERTO ILUSTRE

Por el barranco
en el que me precipité,
nadie contempla mi belleza:
las deformaciones craneanas
que me hicieron mis padres desde la cuna
(con amor).
Almohadillas
y tablillas
en el hueso frontal y occipital
me distinguieron de mi tribu.
El amarillo y el rojo
simbolizaban mi nobleza
(y no alcancé a cruzar la Cordillera).
Cráneo que burló a Lombroso
siglos después,
regresaré por mi carjac y por mi flecha,
regresaré a venerar al Sol
desde las altas cumbres,
y al cóndor, de pigmentos rojos.
Astuto,
me las arreglaré para terminar lo inacabado.
(Las deformaciones craneanas no disminuyen
la inteligencia del difunto).