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viernes, 28 de febrero de 2014

Juan Gabriel Vásquez / La buena televisión chavista

Elías Jaua y Nicolás Maduro

La buena televisión chavista

Por Juan Gabriel Vásquez
El Espectador, 27 de febrero de 2014

Elías Jaua
El canciller venezolano, Elías Jaua, dice, rodeado de micrófonos, que Álvaro Uribe Vélez —y repite el nombre varias veces, para que quede claro— es el “jefe de la agresión contra Venezuela”.
Cuando ya se comienza a ir, un periodista le hace una pregunta que es de rutina en el periodismo: “¿Tiene las pruebas, canciller?”. Y el espectáculo, aunque breve, es fascinante: Elías Jaua se da la vuelta y se le va encima al periodista como un vulgar matón de escuela, como los matones de todo el mundo se han ido siempre encima de los matoneados de todo el mundo, y le pregunta: “¿Tú eres venezolano o colombiano?”.
Admitamos que el canciller ha superado incluso a Uribe Vélez, que también solía tratar a los periodistas con desdén, cuando no con altanería y mal camuflado desprecio. Pero, aunque uno puede comentar esa escena grotesca de varias formas, la que me interesa ahora tiene que ver con el ataque rutinario (y desgastado y aburrido, además de inexacto) que el chavismo ha lanzado siempre y sigue lanzando a los opositores, ya se trate de los estudiantes, de Capriles, López y Machado, o de cualquiera, dentro o fuera de Venezuela, que no guste de lo que el socialismo del siglo XXI le ha hecho a Latinoamérica. A todos ellos, el chavismo los señala con el dedo y los llama fascistas. Y para mí es un misterio que los fascistas de todo el mundo no se hayan unido ya para corregirlo.
Pues la Venezuela de la Revolución bolivariana es ya, y ha sido desde hace mucho tiempo, un Estado fascista. Pero no en el sentido falseado en que Maduro y los suyos han abusado del vocablo, sino en el sentido original y todavía válido: un régimen ultranacionalista, autoritario cuando no totalitario, que une el militarismo con el culto a la personalidad. Hace unos días, Héctor Abad señaló algunas características que el gobierno de Maduro comparte con el fascismo tradicional; habló del sistema electoral y de la división de la sociedad (que tanto gustaba también a Uribe) entre amigos y enemigos. Pero el ejercicio da mucho más de sí.
Hace un tiempo, el politólogo norteamericano Lawrence Britt se entretuvo comparando los fascismos del mundo entero, y llegó a definir 14 puntos que todos tienen en común. Además de los que ya he señalado, todo fascismo está obsesionado con la seguridad nacional, vive escogiendo enemigos o chivos expiatorios para unir a la ciudadanía alrededor de un sentimiento patriótico e invierte sus energías en el control de los medios de comunicación o, en todo caso, de la propaganda política, que nunca debe tolerar versiones de la realidad distintas de la que autoriza el gobierno. Son apenas tres características que comparten los fascismos, desde Mussolini en Italia hasta Videla en Argentina. Pero las tres, acaso en su forma más pura, están en esos 26 segundos de televisión que el canciller Elías Jaua nos ha regalado. Ah, sí: hay otra seña de identidad del fascismo, quizás una de las más notorias, que el canciller Jaua comparte y asimila y representa: el uso de la violencia.
El nacionalismo, la identificación del enemigo, la intimidación violenta, el control obsesivo del mensaje y la obsesión con la seguridad nacional. Todo eso en 26 segundos de buena televisión educativa: ¿no es eso maravilloso?

Héctor Abad / Quién es el fascista

Nicolás Maduro,
disfrazado de militar

¿Quién es el fascista?

Héctor Abad Faciolince
Imaginemos que aquí gobernara Álvaro Uribe desde hace 15 años y que hubiera unas marchas estudiantiles que protestan contra los atracos en las calles y por lo escasos que están los productos básicos de la canasta familiar.
Por: Héctor Abad Faciolince

Imaginemos que esas marchas terminan con muertos y con más de cien estudiantes presos. Imaginemos que todos los canales colombianos tuvieran prohibido transmitir esas marchas en directo y que solamente lo hiciera Telesur, a través del cable. Imaginemos que Uribe decide sacar del aire a Telesur ese mismo día y prohibirlo por decreto gubernamental. Imaginemos que Telesur sigue transmitiendo por la red, pero que también esa señal es bloqueada por el Gobierno.


Imaginemos que Gustavo Petro fuera ya exalcalde y hubiera acompañado las marchas de los estudiantes. Imaginemos que Petro pronunciara un discurso enardecido denunciando el gobierno inepto y corrupto de Uribe. Imaginemos que Uribe, en un discurso aún más enfurecido, culpara a Petro de haber provocado los muertos y dijera en tono de capataz: “¡El comunista debe ir preso!”, y ordenara su captura en todo el territorio nacional, en puertos, puestos de frontera y aeropuertos. Imaginemos que en la orden de captura contra Petro se le imputaran los siguientes delitos: “asociación para delinquir, instigación a delinquir, intimidación pública, incendio a edificio público, daños a la propiedad pública, lesiones graves, homicidio y terrorismo”.

Imaginemos también que hubiera una parte de prensa crítica con el accionar del gobierno Uribe y que éste, enfurecido con ella, exclamara: “¡A los periódicos les va a llegar su hora!”. Imaginemos que a esos periódicos se les impidiera importar el papel donde se imprimen y que sus ediciones fueran cada vez más cortas y esmirriadas. Imaginemos que una docena de periódicos regionales hubieran tenido que cerrar y que sus redactores hubieran perdido el puesto. Imaginemos que hubiera videos donde se ve disparar a la policía contra los estudiantes, y heridos en hospitales que denuncian que en las marchas fueron agredidos por grupos infiltrados del gobierno. ¿Alguien dudaría de que, en un caso hipotético como este, Uribe se estaría portando como un fascista?


Ahora cambien, en los párrafos de arriba, la palabra “comunista” por la palabra “fascista”, quiten Telesur y pongan NTN24, cambien el nombre de Gustavo Petro y sustitúyanlo por Leopoldo López, y en vez del hipotético presidente Uribe pongan en su lugar al real presidente Maduro. ¿Por el hecho de que este se declare chavista y socialista y bolivariano, dejan sus acciones de ser evidentemente fascistas? La palabra fascista viene de “fascio”, en italiano, que designa a un haz de espigas. Lo típico de los fascistas era atacar en gavilla, con uniformes negros, contra cualquiera que se opusiera al gobierno de Mussolini. ¿Por el hecho de que los uniformes sean rojos, son menos fascistas que los negros?

Lo típico del fascismo es ser al mismo tiempo revolucionario y reaccionario. Nacionalista, anticapitalista y populista. Le gusta dividir a la sociedad entre amigos y enemigos, en buenos y malos, en fieles y traidores, valerosos y escuálidos. Característico es también que el fascismo apruebe un sistema electoral mayoritario, en el que basta una pequeña mayoría en la votación para obtener una gran mayoría en el parlamento. Típico es también que busquen el poder tirando piedra y al llegar al poder quieran prohibir o matar a los tirapiedras. Actúan como fascistas y acusan a sus contrincantes de ser fascistas. Protestar es legítimo, menos en la fascista Venezuela.

Para informar allá, doblegadas la prensa y la televisión, quedan todavía las redes sociales, las únicas que hoy están contando y mostrando de verdad lo que pasa. ¿Hasta cuándo estos fascistas que se dicen de izquierda las van a soportar? Cuando a la escasez de leche, pan y arepas se agregue la escasez de información, Venezuela será un país fascista consumado. Parece que les falta poco para llegar allá.



Nicolás Maduro / Mediocre, ambicioso e inseguro



Nicolás Maduro

Mediocre, ambicioso e inseguro

8:28 p.m. | 15 de Febrero del 2014

Salud Hernández-Mora

Maduro cerró un canal colombiano solo porque informaba de manera independiente lo que él y sus lacayos pretendían tapar. NTN24 no cometió pecado distinto al de contar la verdad.
Solía tildar a Chávez de payaso, de ególatra, de sátrapa. No lamenté su muerte, pensé que era lo mejor para Venezuela, que nadie podría superar su despótico mandato ni su legado más siniestro: la división de su país en dos mitades irreconciliables. Hasta que Maduro ocupó su puesto.
Nada resulta más peligroso que un mediocre ambicioso e inseguro con bastón de mando. Un gobernante que suple su incapacidad manifiesta, su falta de carisma, formación e ideas, con gritos, insultos, amenazas, violencia, decretos delirantes y cierres de medios de comunicación independientes. Como si silenciando verdades cambiara el escenario de un país en caída libre.
Al poco de asumir el poder, se dedicó a terminar de espantar la inversión nacional y extranjera con sus erráticos controles de divisas, sus ataques verbales a los empresarios y sus decisiones arbitrarias para asfixiar toda iniciativa privada. Hace unos días, Toyota anunció que se iba y las demás compañías de carros seguirán sus pasos más temprano que tarde. Las principales compañías de tecnología de información que aumentarán su presencia en la región este año dejarán de lado a Venezuela, al igual que otros sectores.
Solo permanecerán en la bananera República Bolivariana las empresas que no tienen más remedio que quedarse, las que se enriquecen con la corrupción que han agigantado los chavistas más recalcitrantes y las que creen, como algunas aerolíneas, que todavía hay margen para el negocio. Esperemos que no vengan más adelante para que el gobierno colombiano les ayude a recuperar sus platas. Quien ponga hoy día un peso en Venezuela está de sobra notificado del desastre que lo aguarda.
Tampoco el panorama es alentador para los emigrantes colombianos, a los que Chávez consintió y Maduro acaba de restringir el envío de remesas a sus familias.
Yo comprendo que la diplomacia en todo el planeta es cínica, interesada, tramposa; que cuando se ajusta a su conveniencia, los países se juntan para apedrear, desde la atalaya de su supuesta decencia, al dictador de turno. Y si les conviene, voltean la cabeza, como hacen con Castro o con Maduro. Esa repugnante manera de actuar, aunque cargada de pragmatismo, resulta aún más decepcionante cuando la practica Colombia con sus vecinos.
Maduro cerró un canal colombiano solo porque informaba de manera independiente lo que él y sus lacayos pretendían tapar. NTN24 no cometió pecado distinto al de contar la verdad.
En lugar de salir de inmediato a sentar su voz de protesta, supongo que Santos, tan apegado a las encuestas, habrá esperado las reacciones de la calle para decidir si se deja las rodilleras puestas para inclinarse ante Maduro, las Farc y los Castro, que es lo que le provoca, o se las quita. Al cierre de esta página, viernes por la noche, seguía mudo frente a una medida propia de toda dictadura, que, insisto, afecta a un canal de esta nación.
Siempre he sostenido que ningún vecino ha sido más nefasto para Colombia que el chavismo. La Venezuela dictatorial, inestable, dividida, quebrada, aliada del terrorismo, que ha creado Chávez y ahondado Maduro, no nos conviene ni ahora con proceso de paz, ni nunca.
NOTA. Deberían dejar la parte delantera del transmilenio para las mujeres en horas punta. Si hay miles de salvajes incapaces de controlar sus instintos primarios, habrá que separarlos mientras la ciencia estudia los cerebros de los machos y descubre el sistema de combatir depravados.
Salud Hernández-Mora



Venezuela alcanza la inflación más alta del mundo

Afiches de billetes venezolanos en Carcas. / EFE

Venezuela alcanza la inflación 

más alta del mundo

La inflación de enero llegó a 3,3%. En un año los precios se han incrementado en 56,2%


El Banco Central de Venezuela (BCV) desveló este martes el índice de escasez –que mide la ausencia total de bienes y la imposibilidad de sustituirlos por su equivalente de otra marca- del primer mes de 2014. La menor oferta de todos los bienes en el mercado nacional auguraba lo revelado. Fue de 28%, la cifra más alta desde que el organismo entrega ese indicador, 5.8% más del digito anunciado en diciembre.
Hasta entonces el número más elevado se había registrado en 2008 cuando el BCV anunció una escasez de 24,7%. Ese índice se obtiene después de promediar el registro de todos los rubros que lo componen. Esa situación le ha permitido al organismo establecer un análisis optimista en el comunicado de prensa que entregan para explicar los resultados. “En los alimentos fundamentales, el resultado fue 26,2%, lo cual representa un mejor abastecimiento de estos rubros respecto al mes de diciembre (28,3%). En el nivel de escasez de enero resultó determinante la menor disponibilidad de vehículos, motocicletas y otros que no se asocian a las necesidades esenciales de la población venezolana”. En el caso de los alimentos significa que en 26 de cada 100 establecimientos visitados no hay alimentos básicos. La inflación entre tanto registró una variación intermensual de 3.3%, la más alta del mundo. En el último año los venezolanos vieron un incremento del 56,3% de los precios.
La Cámara Venezolana Automotriz aseguró la semana pasada que en el primer mes del año el ensamblaje de vehículos había caído 84% con respecto a enero pasado. Ayer las largas colas frente a una venta de motocicletas Empire en el sector Los Chaguaramos, en la margen sur del río Guaire en Caracas, daban vueltas a una manzana. Un camión repleto de motos esperaba para descargar ante la mirada expectante de los clientes.
La poca oferta de bienes obedece a la contracción de la oferta. En enero, como lo recuerda el diario El Universal, el Gobierno entregó mil millones de dólares preferenciales –a Bs 6.30- menos que hace un año y suspendió la subasta de divisas convocada a finales de enero. Venezuela, que importa casi todo lo que consume, está viviendo con los pocos inventarios que le quedan al sector privado y con las importaciones públicas. El empresariado se niega a traer mercancía porque teme el impacto de la aplicación de la Ley Orgánica de Precios Justos –que establece márgenes de ganancia de 30%- en su estructura de costos y el amplio margen de discreción del gobierno al aplicarla.
Todos estos contratiempos que enfrentan las compañías no parecen preocupar al BCV. “La población continúa recibiendo, con igual o superior intensidad, los beneficios que brinda el Estado en todo el país, a través del sistema de comercialización público, en las que se pueden adquirir los alimentos de la cesta básica a precios solidarios”, explicaron en la nota de prensa distribuida el martes. Aunque el BCV mantiene una nómina técnica que según los entendidos no está contaminada por veleidades políticas, la directiva ha perdido la autonomía que tuvo en el pasado. La Ley de Reforma del Banco Central de Venezuela aprobada en 2005 y que estableció el concepto de las reservas óptimas, con la cual derivaron al Ejecutivo, sin contraloría alguna, todos los dólares que ingresaran a las arcas nacionales que superaran un cantidad tope, inició un proceso que explica la toma de partido del organismo.
El gobierno asegura que el salto del Índice Nacional de Precios al Consumidor, como se le conoce técnicamente, obedece a una “guerra económica” iniciada por “la burguesía parasitaria”. A pesar de eso el BCV advierte que la gran mayoría de los rubros -9 de 13- están por debajo del indicador mensual. Sobre este resultado el organismo emisor agrega: “Las tasas interanuales correspondientes a los últimos 4 meses (54,3%, 52,8%, 56,2% y 56,3%) determinan la ruptura de la tendencia creciente que caracterizó el comportamiento del año anterior hasta el mes de octubre”. En otras palabras, la inflación se ha estabilizado.



Venezuela / Inflación anual de 56 por ciento


El Banco Central de Venezuela 

oficializa una inflación anual del 56%

Maduro dice que esa es la cifra correspondiente "a la economía parasitaria, especulativa"

Es la tasa más alta del hemisferio occidental y la mayor registrada en el país desde el año 1996



Maduro, durante la rueda de prensa. / MIGUEL GUTIÉRREZ (EFE)
El Banco Central de Venezuela (BCV) ha revelado este lunes, después de un silencio de casi un mes, la tasa de inflación registrada durante el mes de noviembre -mantenida hasta la fecha como un secreto de Estado- y su cifra anual para 2013. De acuerdo a sus mediciones, los precios aumentarondesde enero un 56,2% en el país (4,8% solo en noviembre).
Estos datos suponen la tasa de inflación más alta del hemisferio occidental y la mayor registrada en Venezuela desde el año 1996. A la vez podría interpretarse como un fracaso de la gestión económica del gobierno revolucionario, una percepción que el presidente Nicolás Maduro se apresuró a refutar ante la prensa internacional: "Esa es la cifra correspondiente a la economía parasitaria, especulativa. De no haber sido por la especulación, que empezamos apenas a combatir en noviembre, tendríamos una inflación de un solo dígito", quiso matizar.

Maduro se refería a su denominada "ofensiva económica" por la que, desde el pasado 6 de noviembre, su Gobierno ocupa cientos de comercios -sobre todo de electrodomésticos y textiles-, y confisca sus mercancías para venderlas con descuentos masivos hasta agotar las existencias. Al fragor de esas ocupaciones, que el presidente prefirió llamar "inspecciones", Maduro exigió a las autoridades del BCV que su registro de la tasa de inflación se hiciera eco de las rebajas conseguidas por el Gobierno y, en general, que se acogiera a un método de composición del índice de precios al consumidor que discrimine entre la inflación "real, que obedece a las leyes de la economía", y la inflación "inducida", que sería producto de una conspiración contra el régimenmás que de la codicia capitalista, según las palabras de Maduro.

Por ello, el instituto emisor no se resignó este jueves a difundir únicamente los alarmantes números, sino que además hizo algunas precisiones metodológicas con las que buscaba amortiguar su impacto.

El documento, en el que el banco ratifica su disposición para "la construcción protagónica del socialismo como nuevo orden económico nacional", establece que de no haber ocurrido la intervención del Gobierno, la inflación del mes de noviembre habría alcanzado 6%, una cifra mayor que el 4,8% y todavía más alejada del 2,2 promedio que, según las tendencias históricas acumuladas en el BCV, caracteriza a ese mes.

A pesar de que el banco se retrasó casi 30 días en informar acerca de la inflación de noviembre, en su reporte sí se permitió adelantar el dato para diciembre: 2,2%, resultado de una ralentización del incremento de precios que atribuye a la lucha contra la especulación iniciada por el Gobierno. Advierte, sin embargo, de que la intervención estatal se ha concentrado hasta ahora en sectores comerciales que pesan poco en la ponderación del índice de precios. En cambio, dijo el BCV, la canasta de alimentos, en la que se registró un incremento de precios de 7,5% durante el mes de noviembre, tiene un impacto más significativo.

El presidente Maduro tomó nota de ello. Durante su rueda de prensa, en la que aceptó cinco preguntas y a la que quiso dar carácter de salutación de fin de año para los medios que cubren el palacio presidencial de Miradores, anunció que en enero reanudará la ofensiva "con todo". Como adelanto de la atención especial que brindará al expendio de alimentos, el sucesor de Hugo Chávez en la presidencia de Venezuela aludió al caso, denunciado en su propia cuenta de Twitter, de un establecimiento de comida casual criolla -las populares areperas- que estaba comprando insumos subsidiados por el Gobierno para su venta directa a compradores de bajo poder adquisitivo. "Nuestra lucha contra la corrupción y la especulación es de todos los días", concluyó.



Air Europa suspende la venta de billetes de avión en Venezuela


Air Europa suspende la venta de billetes de avión en Venezuela

Todo indica que la medida es la respuesta a las restricciones que impone el Gobierno de Caracas a las aerolíneas para repatriar el dinero a sus casas matrices



Imagen de un avión de Air Europa. / EFE
Hasta este miércoles era muy difícil viajar en avión desde Venezuela debido al alto costo de los pasajes y la falta de cupos. Este jueves se ha agregado otro contratiempo al virtual bloqueo aéreo que sufren los venezolanos porque Air Europa ha suspendido hasta nuevo aviso la venta de boletos desde este país. “No es una decisión definitiva”, explicó una portavoz de Globalia, casa matriz de la aerolínea en Madrid.
La compañía, que mantiene un vuelo entre Caracas y la capital de España seis veces por semana, no informó las razones que la motivaron, pero todo indica que es la respuesta a las restricciones que impone el gobierno de Venezuela a estas empresas para repatriar el dinero a sus casas matrices. De acuerdo con los cálculos de Humberto Figuera, presidente de la Asociación Venezolana de Líneas Aéreas, la estatal Comisión de Administración de Divisas (Cadivi) adeuda a la fecha a las aerolíneas unos 3.250 millones de dólares (2.391 millones de euros), que ha ofrecido pagar de distintas maneras, entre ellas con combustible para aviones y con bonos de la deuda.
La mora provocó en diciembre la movilización de un alto directivo de la compañía española a Caracas para agilizar el pago de la deuda, de acuerdo con una fuente del sector consultada por este diario. El representante no aceptó la propuesta. Otra fuente del diario El Nacionalde Caracas sugirió en diciembre que el ofrecimiento era ridículo. Llenar de combustible de un avión 767 de 185 asientos no vale dos pasajes en primera clase. “El gobierno debería ser más diligente. Se trata de la conectividad de Venezuela con el resto del mundo”, agregó Figuera.
Según Figuera, Cadivi no entrega divisas a las aerolíneas desde hace cinco meses. El dinero obtenido por estas empresas represado en la moneda local, el bolívar, podría sufrir una drástica pérdida de su valor si el gobierno decide devaluar la moneda, una decisión que luce inminente de acuerdo con las estimaciones de los economistas.
Air Europa es la primera compañía de bandera extranjera que opera en Venezuela que no se muestra dispuesta a perder el valor de lo acumulado y toma esa drástica decisión. La primera medida había sido restringir la venta de boletos de la clase económica. Debido al tentador precio en bolívares, sobrevaluados por un control de cambios vigente desde 2003, resultaba muy tentador para cualquier turista hacer una escala en Caracas y adquirir el billete hacia su destino final cambiando sus dólares a la cotización del mercado negro. La única alternativa que por ahora tienen los venezolanos para viajar es pagar un pasaje en dólares o cazar las ofertas con un agencia de viajes de confianza.
Tony Tyler, director ejecutivo de la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA), había subrayado en noviembre que el sector aeronáutico afrontaba un “desafío en Venezuela, donde 2.600 millones de dólares de fondos pertenecientes a las compañías aéreas estaban bloqueados por el gobierno y sujetos a la amenaza de una drástica devaluación”, según una nota de la agencia AFP. “Espero que el gobierno reconocerá el papel vital que desempeña la aviación en la economía del país y que se encontrará una solución a esta situación inaceptable y francamente injusta, antes de que la conexión del país (por transporte aéreo) se vea afectada”, afirmó entonces.



Venezuela / Ni harina para las arepas ni vino de consagrar



Comprar un kilo de harina para arepas 

es toda una odisea en Venezuela

Drama en Venezuela
En Barquisimeto, hasta 6 horas han tenido que hacer fila cientos de personas en busca de la harina.

Hay que aguantar filas de 6 horas para obtener la materia prima de un plato vital en el vecino país.

Barquisimeto (Venezuela). Agarre su reloj y tome el tiempo. Son las 10 de la mañana y de pronto se corre la voz: al mercado Central Madeirense, de un pequeño centro comercial de la ciudad de Barquisimeto, llegó la harina para las arepas. Es cuestión de ver salir a un par de personas con los paquetes en las bolsas y es como si lo anunciaran por megáfono. Primero llegan unas cuantas, luego un río de gente. Son las 10 y 10 de la mañana; la fila dentro del mercado da dos vueltas y sale. 
Édgar Chirema ya es un experto repartidor. Durante los últimos cuatro meses se ha agudizado la escasez de la harina y él es uno de los empleados que abren los bultos que contienen los paquetes. Sigue la orden de repartir cinco por persona; ni uno más.
Esta vez llegaron al mercado 300 bultos en un camión hace solo 20 minutos y ya él suda de tanto abrir, agacharse y entregar. Su rapidez mueve la fila y la gente no se desespera, como la semana pasada. Claro, aquella vez hicieron fila durante seis horas (llegaron 3.000 bultos en dos camiones, tras dos semanas de total escasez) bajo el sol, y se numeraron en los brazos para conservar sus puestos.
Todo bajo la mirada atenta de la Guardia Nacional, pendiente de que la venta se realizara en calma y custodiando la harina como si de oro se tratara. Y con razón.
En Venezuela, la arepa es una religión de la que todo venezolano es discípulo y pastor. Un tema de 24 horas, ilimitado en el tiempo –cuadra bien de desayuno, almuerzo, cena y es antojo indiscutible en las madrugadas después de una rumba– y en sus presentaciones, reflejo puro de la creatividad nacional, que hasta a la arepa sola, sin rellenos, la llaman ‘la viuda’.
Su labor es acompañar las sopas o los desayunos. Blanca, asada y con una leve corteza tostada, se la glorifica con mantequilla y algunos ya se dan por satisfechos. Pero cuando de plato principal se trata, los rellenos varían ad infinitum. Carne desmechada, pollo guisado, bistec o pescado; ensalada rusa, pulpo o huevos de codorniz con salsa rosada; atún a la vinagreta, pernil, chuleta, ‘asado negro’ y chicharrón. Los más osados hacen combinaciones estelares con nombres dignos de su propio menú: ‘la pelúa’ (carne desmechada con queso amarillo), ‘la catira’ (pollo desmenuzado con queso), la ‘sifrina’ (pernil rebanado con queso blanco o amarillo), ‘dominó’ (caraotas con queso blanco) o la ‘llanera’ (bistec de res con tomate, queso y aguacate).
Pero en la cúpula de la jerarquía de la masa se corona la ‘reina pepiada’, una arepa rellena con una mezcla de pollo desmechado y mayonesa con una o dos buenas rebanadas de aguacate.
La arepa en Venezuela es una necesidad nacional, una identidad, y cuando falta, los ánimos se caldean porque su ausencia es una afrenta directa a la mesa nacional. Así se esfuerza en explicar Francisco Riera, un taxista de 42 años: “Señora, la arepa es lo máximo, la arepa rima con todo”, dice contento porque logró comprar harina. “Tenía días comprando pancitos salados y qué va, esta noche me fajo con mis arepitas”, agrega.
Por eso, Juan Guerrero también hace paciente la fila. Es un vendedor de 37 años que trabaja cerca del mercado y corrió apenas supo. “Pedí permiso en el trabajo y me dieron un ratico”, comenta mirando el reloj; son las 10:35. “Cuando llega la harina, a todos nos dan un chance, porque saben que es fundamental. Yo soy de los que se comen dos o tres arepas al día y en mi casa, con mi mujer y mis dos hijos. Un paquete (de un kilo) nos dura dos días. Mi favorita es con mantequilla y queso”, afirma.
Más atrás se ríen Ana y Gloria, humildísimas señoras vestidas de gris y negro que se escaparon de un velorio cerca para comprar la harina. Tienen 64 y 57 años y hablan del difunto hasta que se percatan de la entrevista. “Uno lo que siente es decepción de hacer esta cola, ¿sabe? –dice Gloria–. Este es el alimento del pueblo y lo ponen a uno a correr para buscarlo; uno no sabe si es por política, porque no la hacen, pero lo que sí sé es que esto no se había visto nunca.” Un pequeño remolino de personas recuerdan que la escasez había sido esporádica, pero aguda y constante los últimos cinco meses.
En otro mercado, para evitar que la gente compre y vuelva a comprar, le ponen un sello húmedo en la mano que dice ‘entregado’. A través de programas de radio de emisoras populares y en Twitter se corre la voz.
Ivonne López es de las que llevan refuerzos al mercado. Esta vez solo pudo ir con una sobrina y comprará 10 paquetes. Usa seis diariamente porque vende arepas y empanadas que hace en su casa. La semana pasada esperó cinco horas y le tocó el número 758. Era eso o nada. “Nunca olvidaré esa marca en el brazo –dice–. Primera vez que hacemos semejante cosa. Antes me levantaba, hacía mis empanaditas y arepitas y luego me dedicaba a comprar los ingredientes y cocinar los rellenos. Ahora arranco volando a recorrer mercados con mis sobrinos y donde hay harina nos fajamos a hacer la fila. Cocino los rellenos en la noche.”
Son las 10:50 y quedan solo 10 bultos. Las caras de la gente que aún hace fila empiezan a desdibujarse; la decepción campea.
Ya se reunieron el presidente Nicolás Maduro y el presidente de Empresas Polar, Lorenzo Mendoza, productor de la famosa harina PAN (que marcó un hito, pues su fórmula precocida facilitó el proceso de preparación de las arepas hace más de 50 años), para tratar el asunto. El encuentro en nada calmó la molestia de la gente. “Que resuelvan sus problemas, porque con esto no se puede jugar”, afirma molesta Ana, la del velorio.
Empresas Polar produce el 48 por ciento de la harina precocida de maíz que se consume en el país y asegura que lo hace a máxima capacidad. El resto de la producción recae en distintas empresas, en su mayoría en manos del Estado, como es el caso de Demaseca, expropiada a finales de enero de este año y cuyos trabajadores aseguran que desde entonces opera entre el 20 y el 40 por ciento de su capacidad total.
El Estado es el gran distribuidor de las cosechas de maíz, que desde hace tiempo tampoco llegan puntuales a los empresarios y muchas veces muy por encima de su costo, regulado por el Gobierno a 2,2 bolívares el kilo (0,35 centavos de dólar), pero que en realidad se vende a 6 bolívares (0,95 dólares), confiesa un empresario bajo condición de anonimato. Estos, a su vez, deben vender la harina a precio regulado, aunque la ganancia sea mínima o inexistente, otra de las explicaciones de la merma de la producción.
Ya son las 11 de la mañana y el bullicio del mercado se esfuma tan pronto la harina ya fue repartida. Los que no alcanzaron a comprar emprenden el camino de regreso a sus casas o a otro mercado a ver si consiguen. Los mensajes de texto comienzan a fluir: “Comadre, no venga, en el Central ya se acabó”.
VALENTINA LARES MARTIZ
Enviada especial de EL TIEMPO
Se agotan las reservas de vino para consagrar
Caracas (Efe). La Iglesia católica venezolana dijo ayer que sus reservas de vino para celebrar la misa se están agotando debido a que su único proveedor local afronta problemas para su elaboración, en momentos en que el país vive un nuevo episodio de escasez aguda de varios productos básicos.
“Las reservas se están acabando”, afirmó ayer el arzobispo de Coro (occidente) y presidente de la comisión de medios de comunicación social de la Conferencia Episcopal Venezolana, monseñor Roberto Lucker. El religioso señaló que el problema comenzó cuando la local Bodegas Pomar, subsidiaria de Empresas Polar, notificó al Episcopado que ya no podría seguir proveyéndole el vino necesario para la liturgia ante las dificultades para conseguir algunos insumos para su producción. Lucker afirmó que Pomar es el único fabricante de vino en Venezuela y que “sustituirlo no es fácil”, especialmente por los altos costos. “Tendríamos que importarlo, pero no tenemos los dólares para eso”, explicó el arzobispo.



Los electrodomésticos se agotan en Venezuela


Los electrodomésticos se agotan en el país

Los establecimientos de electrodomésticos tienen poco que vender a 15 días de la intervención



Venezolanos se llevaban los electrodomésticos de las tiendas la pasada semana. / AFP
Las tiendas de electrodomésticos en Caracas intervenidas por el Gobierno empiezan a mostrar su lado más desolador a medida que se agotan los inventarios de televisores, reproductores de blueray, neveras, lavadoras y secadoras. Ya no hay casi nada que vender salvo productos nada atractivos en términos de su revalorización: tostadoras de pan, planchas para alisar el cabello, ollas, batidoras de mano de seis velocidades, deshumidificadores, hornos microondas y cámaras de bolsillo. Vitrinas vacías, estanterías a medio llenar y mercancía dispuesta de cualquier forma en el piso dan a algunos locales el aspecto de un depósito que está rematando su existencia para cambiar de ramo. O para no abrir nunca más.
Este viernes en la sucursal de la tienda Daka, el negocio donde se inició la ofensiva económica del Gobierno de Nicolás Maduro, ubicada en Bello Monte, al este de Caracas, había una fila de 20 personas esperando la apertura del local, poco antes de las once de la mañana. El militar encargado de la seguridad parecía estar haciendo tiempo para que la fila aumentara. Los minutos pasaban y los clientes no llegaban en masa como hace dos semanas. La información se ha esparcido entre todos: ya no hay televisores con pantalla LCD o LED, los productos más buscados. Los cinco primeros de la fila entraron con la desesperación de un toro de lidia recién salido al ruedo, pero después, apenas comprobaron lo que se rumoreaba en la fila, dieron la vuelta y salieron.
Vacía también lucía la vidriera que exhibía los audífonos. Donde alguna vez estuvieron las neveras apenas hay tablones de madera con restos de plástico regados en el piso. Las cocinas a gas que quedaban ya estaban vendidas. El miércoles había unas siete neveras pequeñas que este viernes ya no estaban. Son estos los efectos concretos de la decisión de confiscar y rematar la mercancía a precios justos ordenada por el Gobierno hace dos semanas. Cumplida la orden del presidente Nicolás Maduro de vaciar los anaqueles de las tiendas los venezolanosparecen prepararse para enfrentar la larga resaca que ha ocasionado esta medida.
Para evitar que no se agoten los inventarios antes de la llegada del mes de diciembre, cuando se esperan mejoras en las ventas, los empresarios de otros ramos han limitado el número de piezas que se pueden adquirir. Al lado de Daka está una de las sedes de la cadenaferretera Ferretotal. El Ejecutivo ordenó allí un recorte de entre 30% y 50% en los precios, pero una página impresa pegada a cada una de las cajas advertía a los consumidores de que no se podían llevar más de dos unidades de un producto. A pesar de estas limitaciones las filas para comprar cualquier cosa se multiplican. Los venezolanos parecen estarse endeudando sin reparar en lo que deberán pagar en enero.
“Ya se acabaron los televisores. ¿Y ahora qué?”, se pregunta Jorge Roig, presidente del gremio de los patronos, Fedecamaras, en una conversación con este diario. Él mismo hace un vaticinio: lo más probable será que los importadores de electrodomésticos rematen todo lo que tengan y luego cierren para dedicarse a otra cosa. “No hay mucha gente dispuesta a iniciar una aventura empresarial en estas circunstancias”, agrega el líder empresarial. Además, la reciente promulgación de una Ley Orgánica de Costos, Ganancias y Precios Justos en el marco de los poderes legislativos que ha recibido Maduro limita un aspecto del que poco se habla en estas tumultuosas horas: Venezuela debe ser de los países donde la inversión se recupera más rápido. Ese nuevo instrumento legal extenderá sin duda ese plazo. Si a eso se suma el incierto clima de negocios reseñado por publicaciones como Doing Business, en cuyo ranking de 2013 Venezuela ocupó la posición 181 entre 189 naciones, y las nuevas obligaciones de la Ley de Trabajo, que establecen topes en las horas que deben trabajar por semana y la obligación de dar dos días libres consecutivos, todo indica que las empresas venezolanas también deben ajustar su estructura de costos para poder garantizar la rentabilidad de sus operaciones.
Juan Rojas, gerente de Ventas de la sucursal de Daka, es consciente de ello. La cadena genera unos 600 empleos, entre directos e indirectos. Los vendedores ganan un salario mínimo (2.973 bolívares, unos 50 dólares al cambio libre) más las comisiones por venta de cada aparato. Este viernes muchos estaban sentados en el piso o apoyados en los mostradores manipulando sus teléfonos inteligentes con caras apesadumbradas. Rojas calcula que la mitad de ellos abandonará la empresa ante la incertidumbre y la segura eliminación del segundo turno de trabajo. El gerente no es capaz de precisar cuándo volverán a vender televisores. “Ya no nos queda nada en el almacén. Todo lo hemos puesto a la venta para evitar que piensen que estamos acaparando”. Sí tiene claro que, si llegan, no se volverán a vender al precio que fijó el gobierno en noviembre.
Para anticiparse a las fallas de abastecimiento el Estado se dispone a llenar el espacio que previsiblemente dejarán libres los importadores privados. Es una estrategia que les permitirá establecer una nueva relación con los locales que venden electrodomésticos. Si el Gobierno corre con los gastos de importación será más fácil fijar el precio máximo al cual serán vendidos. En ese lote entrará la mercancía comprada a la surcoreana Samsung, que antes de fin de año traerá a Venezuela 400.000 aparatos, entre tabletas, teléfonos inteligentes y electrodomésticos. “Nosotros estamos tomando previsiones. Además del acuerdo con Samsung, importaremos equipos Haier desde China. Habrá suficientes equipos para todo el año”, aseguró el presidente Nicolás Maduro este jueves poco antes de promulgar sus dos primeras leyes.
Ese empeño del Gobierno por estimular la compra de televisores de última tecnología contrasta con todos los esfuerzos que hizo Hugo Chávez por modificar el patrón consumista de los venezolanos. Y también es parte de las paradojas de un país hedonista. Mientras el Gobierno libra una batalla con el sector privado por regular los precios de los electrodomésticos y se ofrece como candidato para importarlos si hace falta, ha recortado en 32,7% el presupuesto de salud de 2014 para remodelar y construir nuevos hospitales.